El gobierno de Milei muestra fragilidad y signos de crisis por donde se lo mire. Tras las derrotas electorales de Buenos Aires y Corrientes, sigue adelante con el programa económico a como dé lugar, mientras la sustentabilidad social comienza a desmoronarse. Todos los indicadores caen, el descontento crece. Y el establishment ya encendió sus alarmas en búsqueda de una nueva salida ordenada. Un repaso de coyuntura por los principales hechos de la semana y una pregunta que queda explícita ¿qué hará la política?
Como capas de una cebolla, el gobierno de Javier Milei acumula en su haber factores de crisis en todos los sectores y por donde se lo mire. En el plano electoral, viene de sufrir una derrota escandalosa en territorio bonaerense. Algo que, incluso, sorprendió al propio oficialismo provincial dada la magnitud de la diferencia de votos que trepó el 13%, en una contienda que era local -por los cargos que se disputaban- y desdoblada, pero que terminó por nacionalizarse y potenciarse por cada una de las declaraciones de Milei y su gabinete en intervenciones y actos proselitistas. Pero no fue la única derrota en términos electorales de la semana: el domingo anterior, el voto de los correntinos ubicó a La Libertad Avanza en cuarto lugar.
Situación que cristaliza la debilidad del gobierno que se posiciona como el único responsable de los fracasos del modelo económico -ejecutado a base de ajuste para las mayorías populares- y político, por verse inmerso estructuralmente en un sistema de corrupción, rodeado de energúmenos que han llegado para asaltar el poder institucional. Sin embargo, y más allá de algunas declaraciones en clave de “autocrítica” que duraron lo que un suspiro, el gobierno nacional sigue atónito y poniendo en loop la única respuesta que le permite su narrativa: “no nos movemos del lugar”, lo cual imprime mayor incertidumbre al escenario.
Lejos de tender puentes con una mínima intención de diálogo, lo único que metió el gobierno fue un cambio más: pasó a quinta y a fondo. En las últimas 72 horas, Milei aceleró la firma de vetos a leyes de vital importancia. Comenzó con la de Financiamiento Universitario y continuó con la Emergencia Pediátrica, lo que despertó la respuesta instantánea de sindicatos, trabajadores docentes, no docentes, de salud, personal del Garrahan y organizaciones políticas que se tradujo en un paro nacional, una movilización en el microcentro porteño y un ruidazo en las puertas del hospital pediátrico público, donde llegan más de 600.000 consultas al año de niños y niñas de todo el país.
“Cualquiera de los vetos los podemos explicar: sea por temas presupuestarios, sea porque son delirios populistas o sea porque la ley va en contra incluso de lo que pretende la ley hacer o mejorar, entonces nosotros no vamos a entrar en el juego populista, no vamos a dejar que el Congreso haga desastre en pos de tener un voto más en la elección”, le explicaba Manuel Adorni a Antonio Laje en una entrevista televisiva en la que además, anticipó el veto a la ley impulsada por los gobernadores que busca quitar la discrecionalidad para el reparto de los aportes del tesoro nacional, conocidos como ATN.
Tal como lo había adelantado el vocero, la seguidilla de rechazos a la que Milei pretende instalar como forma de gobierno, culminó a última hora del pasado jueves con la firma del veto a los ATN. Lo hizo casi como una burla, un rato después de haber sentado en una mesa federal -que se pretendía flamante pero no tiene nada de nuevo-, a los únicos gobernadores aliados que habrían llegado para reforzar el pedido de evitar el veto: Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco), los tres alfiles que se han teñido de violeta de cara a las elecciones nacionales de octubre.
Frente a este panorama, la oposición ya confirmó sesión en la Cámara Baja para el próximo miércoles 17 de septiembre. Allí se insistirá con estas leyes vetadas y, sin dudas, será una jornada marcada también por el pulso de la calle puesto que se convoca para ese mismo día a la tercera Marcha Federal Universitaria, a la que además se adherirán trabajadores de la salud, del hospital Garrahan y se espera un masivo acompañamiento de la sociedad. En esta sesión también se intentará avanzar con el tratamiento de la ley de reforma de los DNU, y se pedirá la citación de Karina Milei y otros funcionarios a la comisión que investiga los casos de corrupción y presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), entre otros temas que incluye el temario.
¿Qué pasó con la ley de emergencia en discapacidad? A pesar de haber sido ratificada en ambas cámaras con abrumadora mayoría de los votos luego del veto, el gobierno nacional sigue sin cumplirla. Hubo trascendidos de judicialización, aunque hay fuentes extraoficiales que indican que se buscará reglamentarla de manera tal que sea imposible su implementación. Mientras tanto, los días pasan, el tiempo se dilata y hay cientos de miles de afectados a lo largo y ancho del país que siguen sin respuestas.
Mientras todo esto ocurre, en el centro del país, otro puñado de mandatarios provinciales bajo “el grito de las provincias unidas”, le enviaron su mensaje a Milei con la promesa de hacer caer el veto de ATN. Martín Llaryoya (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Carlos Sadir (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes) ya comienzan su propia carrera, para intentar armarse como alternativa “lejana a los extremos” de cara al 2027.
En todo este berenjenal, el que sigue haciendo de las suyas es el Ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, cuyo único plan es mantener en raya el modelo, hipotecando lo poco que queda de reservas para sostener el dólar a como dé lugar hasta las elecciones del 26 de octubre, que según sus propias declaraciones “se sobredimensionan” y no permiten “sostener gobernabilidad”.
A esta altura, no caben dudas de que el programa de miseria planificada que ejecuta el poder trasnacional a través del gobierno de Milei, no tiene mucho más cuerda de la que tirar y, en ese contexto, empiezan a encenderse alarmas, incluso dentro del circulo de empresarios nacionales que han ratificado su apoyo a las políticas de “reseteo” que venía a hacer el outsider liberal-libertario. Con la capacidad que los caracteriza de construir las crisis, pero también de tender las herramientas necesarias para “las salidas ordenadas” en las que habitualmente terminan ganando, los empresarios comenzaron a advertir que el títere de ocasión se está acabando y ya piensan en proponer nuevas soluciones. El problema es que estas propuestas durante los últimos años en nuestro país, han sido promovidas desde el establishment y no desde la política.
(*) Lic. en Comunicación Social UBA – Militante de la comunicación popular