Sin crédito por Marcelo Carranza

17-04-2018 Opinion

Aunque ya nadie cree (aún los que no lo confiesan) en las banderas que Mauricio Macri insiste en enarbolar respecto de su lucha contra la corrupción, el presidente sigue con la práctica. Avanza  con su discurso fingiendo una autoridad que, está largamente demostrado, no tiene en el tema. Su foja (como las de sus más estrechos funcionarios) está tan manchada que cuesta creer que, por lo menos, no haga un discreto silencio.

 Pero va más adelante, todavía, haciendo lo que un pato criollo a cada paso.

 No entiende de cuestiones de soberanía (o sigue a ciegas las instrucciones de un ecuatoriano): HIZO QUE LOS GRANADEROS DESFILARAN CON LA BANDERA DE ESPAÑA (¿Nadie le recordó aquello de “avanza el enemigo a paso redoblado?). Ni de historia, ni de Rivadavia, ni de San Martín, ni de las fechas de sus nacimientos y muertes que hacen imposibles y vergonzosos sus relatos.

 Ahora se ha empeñado en “pertenecer” a cualquier precio a la elite del poder mundial apoyando, casi a los gritos, los atentados que hoy perpetran Estados Unidos, Francia y el Reino Unido a Siria, en los que están produciendo atentados donde matan niñ@s, hombres y mujeres, de un modo tan cruel que asombra.

Lo terrible es que parece que lo hiciera a título personal, pero con este disparate arrastra a la Argentina.

No hay dudas de que el inexplicable crédito que los votos le dieron, se acabó.

 Menciono lo de la corrupción por reiterado y lo de Siria por reciente pero, en realidad, cuesta encontrar aciertos en su gestión. Al menos que vayan a favor de la gente. Claro, seguramente, hay determinaciones que unos pocos no paran de aplaudir.

La muletilla “estaban muy atrasadas” justificando el canallesco aumento de las tarifas de los servicios, merece (una vez más) una explicación. Debe entenderse que las empresas jamás padecieron atrasos. El gobierno anterior decidió subsidiar las facturas de la gente para su bienestar y pagar por ella (por nosotros) a las compañías. De modo que COBRABAN Y GANABAN FORTUNAS, DE TODOS MODOS.

Luego Macri dispuso que las cuentas la paguen los usuarios. Así, suspendió los subsidios a los proveedores y, graciosamente, transfirió la enorme masa de dinero a los muchachos de campo y a los mineros, sus amigos de clase. Así de claro. De manera que, el “pagábamos muy poco” que tantos tilingos repiten no vale: para ellos cualquier cifra es pagable sin esfuerzos.

 Entonces, todo lo que ahora se paga en luz, gas, agua, nafta, transporte, salió de la calidad de vida que teníamos (Porque, ¡despierten!, hasta hace dos años vivíamos inmensamente mejor que ahora) Algún funcionario  hasta nos ha agredido: “tomen menos cerveza y paguen las cuentas” y (aquí, en Chajarí) un docente le recomendó a un colega andar en bicicleta, si la nafta le parece cara. Increíble lavado de cerebro…

Podría seguir con decenas de ejemplos, pero paro aquí.

Sólo recalco algo: NO SE DEJEN CONFUNDIR. NO SOMOS RESPONSABLES DE NADA DE LO QUE NOS ESTÁ PASANDO. NI AUNQUE NOS HAYAMOS EQUIVOCADO EN EL VOTO. ESTE GOBIERNO SE MANEJA ENTRE EL ENGAÑO Y LA ESTAFA. MIENTE CON DESCARO. SE DESDICE SIN PUDOR. SE RÍE DE POBRES Y JUBILADOS. SE BURLA DE LOS DERECHOS QUE HABÍAMOS INCORPORADO PARA SIEMPRE.

El crédito ya no existe.

MC, 16 de abril de 2018

Autor: Oscar Arnau