¿Qué hicimos nosotros para merecer al Senador Piana? por Organización Ambientalista Funda-Vida

31-03-2017 Opinion

La organización ambientalista Funda-Vida (una de las más respetadas de Gualeguaychú por los aportes que, en materia ambiental, brindó al movimiento anti-Botnia), acaba de publicar una dura opinión sobre el senador de Cambiemos por el departamento Federación, Miguel David Piana. Esa organización que hoy lucha contra el intento de derogar la ley de la madera tal como ellos la habían concebido y consensuado, aportan su conocimiento sobre Piana a quien califican como uno de los personajes ‘muy pintorescos’ que iban a las multitudinarias asambleas de Gualeguaychú. “Era un individuo con cara de matón en decadencia…, que acentuaba su imagen estrafalaria calzando en su cabeza un sombrero de cowboy norteamericano, que le daba un aspecto impiadosamente patético“. Así lo recuerdan en esta nota impiadosa que lo demuele por oportunista, en rigor, una característica que otros militantes reafirman sobre Piana que, en los años 90, lo recuerdan como antiliberal y cortaba rutas. Lo que sigue es la pintura escrita que ese sector publicó en su sitio y solicitó su publicación a DIARIOJUNIO. La historia es digna de conocerse pues habla de política y (in) coherencia.

Esta es una historia en dos capítulos, para el primero nos retrotraemos a los tiempos que Gualeguaychú convocaba a multitudinarias asambleas para debatir el rechazo a la instalación de la planta de Celulosa de BOTNIA (hoy UPM) en Fray Bentos.

Esos encuentros masivos eran celebraciones de la democracia participativa a la que acudían miles de personas que se solidarizaban con la causa, y pedían hablar en los mítines asamblearios para manifestar su identificación con Gualeguaychú y los ideales de la defensa de la naturaleza.

Personajes variopintos venidos de todas latitudes pedían la palabra en las asambleas para manifestarse haciendo uso de un estrado que no se le negaba a nadie.

Había de todo, oradores expertos, personas que ignoraban por completo la cuestión pero sentían desde el corazón que debían manifestar su solidaridad con la causa, y también personajes pintorescos e incluso algunos muy pintorescos.

En esta última categoría algunos recuerdan una maestra ciruela que pidió la palabra para explicarle a la audiencia (que en esa reunión se medía en miles) que no había que decir ‘papeleras’ porque la planta no fabricaba papel sino pasta de celulosa.    Ignorando que el lenguaje es una construcción dinámica de la cultura y que cuando los colectivos adoptan un término para referirse a algo se acepta y de hecho es lo que hace cotidianamente la Real Academia Española de la Lengua.

Pero luego de esta digresión entramos en tema: Uno de los tantos ‘muy pintorescos’ que venían, era un individuo de Federación –ER-, con cara de matón en decadencia, producto del aplastamiento del tabique de su nariz, ocurrido vaya a saber en qué poco heroicas circunstancias, que acentuaba su imagen estrafalaria calzando en su cabeza un sombrero de cowboy norteamericano, que le daba un aspecto impiadosamente patético.

Cada vez que venía, reclamaba con insistencia el uso de la palabra para, una vez otorgada, plantar a la audiencia un discurso demagógico hasta la incomodidad, lleno de golpes bajos, con el que seducía a la parte más sensiblera del auditorio, esa que habitualmente se conmueve hasta las lágrimas cuando ve una telenovela en la que la pobre campesina es seducida y abandonaba por el rico estanciero.     Por supuesto que coronaba su oratoria con inflamados elogios al ‘heroico pueblo de Gualeguaychú’ y su ‘extraordinaria lucha contra las empresas que vienen a contaminarnos’, etc., etc., etc.,

Pues bien, el tiempo transcurrió y ahora tenemos el segundo capítulo de la novela protagonizada por el ‘pintoresco cowboy boxeador’

Cuando con FUNDAVIDA concurrimos a la Cámara de Senadores a dar nuestros argumentos en defensa de la Ley 9.759, nos sorprendimos viendo que el ‘pintoresco Piana’ ocupaba un sitial de Senador; esta vez sin su patético sombrero, ahora, en su nuevo rol de ‘senador’ con el rostro sobreactuadamente adusto, que adoptan los que impostan una dignidad y una educación que a todas luces no poseen, para aparentar ser capaces e inteligentes (Olvidando aquello de que; “Aunque la mona se vista de seda….”).

Por supuesto que en dicha reunión no abrió la boca ni argumentó nada, entre otras cosas porque nunca demostró poseer argumentos serios en este, ni en ningún otro tema, más allá de su retórica ramplona y demagógica.

Pero el ‘pintoresco Piana’ en estos días, apareció en una radio de la provincia con su nueva dignidad de Senador  consultado por su opinión acerca de la derogación de la Ley 9.759.-, Ley de la Madera.    Entonces sí, reapareció el ‘patético Piana’, con su remanido discurso empalagoso y oportunista, esta vez como espada de las empresas celulósicas que quieren avasallar nuestra soberanía, afirmando, sin que se le caiga una pestaña que:…”los ambientalista de Gualeguaychú son fundamentalistas que se oponen al progreso entrerriano” y que:…”la CARU ha demostrado que BOTNIA (UPM) no contamina”, …..“Bla, bla, bla”.

Viendo sujetos como Miguel David Piana investidos como Senador provincial, no podemos menos que preguntarnos: ¿Cómo hizo para manotear una banca? Y lo que es más angustiante aún:

¿Qué hicimos nosotros para merecer al ‘Senador Piana’?

Autor: Oscar Arnau