Pensamiento mágico, la forma de destruir el futuro Por Guido Muchiutti

07-02-2023 Opinion

(Nota de Editor: ante la publicación de una opinión sobre el Plan Construir Futuro por parte del Dr. Roque Mary Dalprá, el Ing. Guido Muchiutti solicitó el derecho a réplica, cuestión que accedemos publicando su columna de opinión)

Cuando los que discuten sobre cómo solucionar el mundo son ciudadanos de a pie, que tienen sus propias ocupaciones y responsabilidades y frecuentan ese tipo de charlas para distenderse y “despuntar el vicio”, me parece apropiado y divertido. Después de todo, pocas cosas son tan apasionantes como diseñar en la imaginación un mundo perfecto, sin guerras, sin hambre, sin pobreza, sin prejuicios ni supersticiones. Ahora bien, cuando los que opinan son personas cercanas a la política, hago mucho silencio, afino mi concentración y me dispongo a aprender. Especialmente cuando las opiniones se tratan de lo mal que una gestión de gobierno lleva a cabo sus políticas públicas. En esos casos espero con ansias hasta el final para enterarme cual es la solución que se propone.  Cuando la solución finalmente no llega, me decepciono.

Recientemente me invitaron a leer una critica al programa “Construir Futuro”, que no es más que una rueda mutual en la que las familias se anotan a un sorteo donde deben acreditar tener un terreno. Familias que, por lo general, no podrían acceder a créditos bancarios o hipotecarios, porque muchas veces no cuentan con las garantías que los bancos solicitan para prestar dinero. En ese sentido, este programa está basado en la confianza de todas las personas que conforman el circulo y con el pago de sus cuotas aportan al fondo común de que se financia la construcción de quien sale sorteado. Algo similar a las jubilaciones, el municipio hace el primer aporte para que la rueda comience a girar y luego las familias de hoy mantienen la rueda en movimiento con el pago de sus cuotas, para que las familias del futuro puedan seguir accediendo a una casa propia. Hay otros factores que hacen que el programa sea virtuoso, como que la mano de obra y los materiales se contratan y compran en Chajarí, cosa que no suele suceder en programas nacionales o provinciales (que tampoco son muy frecuentes en esta zona).

De toda la crítica que leí, el corolario fue lo que más me llamó la atención y dice así:

“Está claro que esta gestión de gobierno municipal no concibe a la vivienda como un derecho y es por eso que no tratan de solucionarle el problema a muchas familias que ilusionadas por tener la casa propia cayeron en la trampa del Construir Futuro”

El tiempo me enseño que cuando en un mismo párrafo se utiliza la palabra derecho, necesidad (o sinónimos) e ilusión, estamos en presencia de pensamiento mágico. Y debo advertir a los lectores de que el pensamiento mágico es muy peligroso y puede hacernos muy poco felices. Al final voy a regresar sobre este tema, porque lo considero uno de los condimentos que realmente atentan contra el futuro de una sociedad.

Voy a intentar explicar cual es el problema de hacer nacer los derechos en las necesidades, utilizando la lógica difusa y degenerada de este tipo de corrientes filosóficas.

Si asumimos que …:

  1. la necesidad (o problema) de una persona constituye un nuevo derecho.
  2. por cada derecho el estado debe garantizar su cumplimiento.
  3. para garantizar el cumplimiento de un derecho el Estado necesita recursos.
  4. el estado no produce, financia sus obras con los impuestos y tasas de los contribuyentes.
  5. las necesidades de las personas son infinitas.

Entonces, de A, B, C, D y E deduzco que para que un Estado pueda garantizar los derechos, que tienden a infinito, es necesario un Estado en constante crecimiento.  Es decir, los impuestos y tasas seguirán aumentando y aparecerán nuevos.

Quiero aclarar, que personalmente disiento en que las necesidades son el origen de los derechos. Los derechos deben ser acciones, no objetos. Nunca una sociedad debería declarar derechos del estilo “derecho a la felicidad”,  por el contrario se podría declarar el “derecho a buscar la felicidad”.

Volviendo a nuestro asunto sobre los “hombres declarativos” y las políticas públicas. Estoy obligado a concluir, al leer “cayeron en la trampa del Construir Futuro” que la solución que se plantea implícitamente, para mantener una tasa fija en las cuotas, en vista de que la inflación es real, y los materiales de construcción no valen lo mismo a lo largo del tiempo, es que se aumenten las tasas municipales o se ocupe el presupuesto que esta destinado a mantener servicios, en la construcción de viviendas. En resumidas cuentas, el pensamiento mágico propone que esta mal aumentarle la cuota a las personas que se inscribieron a un programa e hicieron un compromiso de pago, pero no esta mal aumentarle las tasas al resto de los contribuyentes ¿Suenas absurdo verdad? Es tan simple como preguntarse ¿De dónde van a salir los recursos para satisfacer la “ilusión de las familias”?

Esta falta de integridad racional es la que caracteriza al pensamiento mágico y la verdadera forma de embargar el futuro de una sociedad consiste en dejar de fomentar el pensamiento crítico, enseñar que con solo desear se puede cambiar la realidad (misticismo) y manteniéndonos ocupados en resolver necesidades básicas, producto de una economía inestable.

Solo diré que, así como la impresión de papel moneda provoca la devaluación y el aumento de precios… al imprimir “derechos” nuevos cada día también estamos devaluando los que ya existen.  Sean cuidadosos cuando hablan de derechos e ilusiones, especialmente si tienen responsabilidades sociales. Y si están en presencia de un irresponsable, no lo dejen pasar, solo así se cambia el mundo, impidiendo que avance y se propague el pensamiento mágico.

 

Autor: Oscar Arnau