Pablo Areguati: el “guaraní traidor” Por Héctor Cavallaro

23-04-2020 Opinion

Hace muy poco leíamos que dos proyectos del Senador Miguel Piana (Cambiemos Federación) habían sido aprobados en Paraná y uno de ellos era el dar el nombre de Pablo Areguati, a la Ruta Provincial nº 2.
Pero quien fue este indio Guaraní en nuestra historia, y sobre todo en nuestra zona del norte entrerriano. Antes de conocer su vida quiero aclarar que para mí como escritor, amante de la historia revisionista, este guaraní fue un “traidor” a la causa federal y al pensamiento “Artiguista” de aquella época y que se “recostó” al poder central de Buenos Aires.
Veremos en el transcurso de esta reseña y en el recorrido de su vida y acciones como traicionando la causa del “protector” se enfrentó con un hermano de sangre, el Guaraní Domingo Manduré.
Muchas veces los legisladores, políticos etc. toman determinaciones de imponer este u aquel nombre, a algún emprendimiento, ruta, lugar etc. Pienso que deberían asesorarse un poco sobre el tema antes de imponer el nombre a algo. Creo sinceramente que a la ruta Nº 2 tranquilamente le hubiese quedado mejor el nombre de por ejemplo: Domingo Manduré.

La historia de Pablo Areguati

Nacido en el pueblo de San Miguel Arcángel, en las Misiones Orientales que hoy pertenecen a Brasil. Fue el tercer y último comandante militar de las islas Malvinas como parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata (actualmente Argentina) entre el 2 de febrero y agosto de 1824, reemplazando a Guillermo Mason. Había llegado a las islas en 1823.
En este entonces era capitán de milicias de Entre Ríos y había sido el primer alcalde del pueblo guaraní de Mandisoví por disposición de Manuel Belgrano del 6 de abril de 1811.
Areguatí tenía particular educación para su condición indígena y época y a lo largo de su vida escaló entre puestos militares, de joven fue enviado a Buenos Aires a estudiar en el colegio San Carlos, vi vio en Concepción del Uruguay y Yapeyú, fue cabo en el cuerpo de Patricios en Buenos Aires.
Cuando Belgrano volvía de su campaña al Paraguay nombro de alcalde a este Areguatí, en 1811 los luso-brasileños se apoderaron de Mandisoví expulsando al alcalde y su gente, luego con la ayuda de un ejército correntino al mando de su teniente gobernador Elías Galván, expulso a los brasileños y recupero el lugar.
Aquí veremos como Areguati “se convierte o hace su pase a la causa central o porteña”.

A mediados de 1813 se produjo la rebelión de Domingo Manduré, partidario de José Gervasio Artigas, y del fray José Leonardo Acevedo contra Areguatí, que se extendió rápidamente a Yapeyú, La Cruz y finalmente a toda la ribera occidental misionera del río Uruguay. El «teniente gobernador de todos los pueblos de Misiones» Bernardo Pérez Planes acudió en ayuda de Areguatí desde Yapeyú, pero el 28 de agosto de 1813 fue sitiado en Mandisoví por Manduré y Félix Carrasco y 8 días después rompió el sitio para replegarse.
En julio de 1814, Gervasio Posadas, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, lo ascendió a capitán de milicias de Entre Ríos y Santa Fe. Areguatí se había puesto del lado del poder central de Buenos Aires, por lo que «había estado muy activo procurando contener a los rebeldes, disolviendo sus reuniones y ejerciendo toda su influencia contra la causa artiguista, ganándose la animosidad de Manduré y sus lugartenientes». La postura le valió el reconocimiento de las autoridades centrales porteñas.
En agosto de ese año, Manduré sitió y atacó Mandisoví con su tropa. Areguatí estuvo seis años prisionero en Brasil y fue baqueano del caudillo oriental Juan Antonio Lavalleja. Más tarde permaneció en la provincia de Santa Fe y luego arribó a la ciudad de Buenos Aires, vinculándose con comerciantes.
Este “prestigio” logrado en el “círculo de poder” en la Capital le permitió ser nombrado como comandante militar en la isla Soledad en Malvinas en 1824.
En febrero de 1824 la expedición dirigida por Areguatí arribó al Puerto Soledad en la isla Soledad. Areguatí llegó con Emilio Vernet, hermano de Luis. Areguatí había aceptado no cobrar sueldo del gobierno, a cambio de poder criar su propio ganado.
Al poco tiempo los problemas se acumularon: entre estos constituía un impedimento insalvable el hecho de que los cinco caballos que habían sobrevivido al viaje se hallaban enfermos, y demasiado débiles como para ser útiles en las labores de caza; por otro lado, estos animales no eran del todo aptos para correr en el suelo malvinense, rico en turba blanda, por lo que debían ser especialmente entrenados. La expedición regresó a Buenos Aires en agosto de 1824 dejando la colonización en manos de Vernet.
En julio de 1824 regresó a la ciudad de Buenos Aires, donde presentó detalles de su actuación. En agosto del mismo año renunció al cargo de comandante de la isla Soledad. Hacia 1830 estaba ocupando un alto cargo en la Aduana de Buenos Aires. En esa ciudad se había casado y falleció más tarde en 1831 siendo oficial de justicia de la Receptoría General.

Por Héctor Cavallaro

Autor: Oscar Arnau