Mientras en Chajarí siguen “llegando” de Brasil y de Chile los sistemas de detección y monitoreo siguen fallando

16-03-2020 Opinion

A veces todos en esta sociedad argentina en la que convivimos diariamente somos duros e inflexibles con actitudes o acciones de nuestros gobernantes cuando, a nuestro entender no transitan el camino del sentido común o la sensatez.
Ni hablar que nuestros reproches, por cuanto canal podamos hacerlo y las redes sociales son las más concurridas, destilamos rabia, hiel, en algunos casos odio contra quienes están atentando sobre una idea o acción con la cual no comulgamos para nada y nos convertimos en una especie de “Nostradamus” que todo lo prevenimos y que todo lo solucionamos.
Ahora bien en esta pandemia del coronavirus en la que estamos inmersos, esa misma sociedad, o sea nosotros, tenemos la obligación de solidarizarnos ante la gravedad sanitaria en la que está involucrada no solamente la Argentina sino gran parte del mundo.
¿Y qué pasa ahora cuando debemos hacer realidad ese sin número de reproches que ahora se convierten en deberes ciudadanos?
¿Y qué pasa ahora cuando debemos ser coherentes con nuestras acciones diarias, me quejo pero al momento de cumplir con un criterio de solidaridad lo hago?
Escuchándolos tanto al Presidente Municipal Pedro Galimberti y a la Directora del Hospital Dra. Fernanda Lalosa haciendo un culto de una “extrema confianza” y solicitando a “quienes hayan viajado a los países que son regiones de riesgo por favor avisen o se auto aíslen para cumplir la cuarentena” hasta ahora, si bien no hay casos (y ojala así siga ocurriendo) no estamos dando señales de solidaridad comunitaria.
Personas que han llegado de Brasil por diversas razones, viajes de placer, luna de miel, etc., viajeros que han llegado de Chile, dos de los países que se ha incorporado como regiones de riesgo no han avisado, no se han acercado al hospital, en definitiva no los movió ninguna orden de conciencia para blanquear sus viajes y proteger con quienes se vinculan.
Por esta razón descripta es que un Presidente de la Nación, intuyendo las reacciones firma un decreto en la que aplica multa y prisión para quienes no cumplan con la cuarentena habiendo regresado de algún país de riesgo.
Ahora bien en Chajarí, ¿vamos a seguir dependiendo de aquel buen vecino que avisa sobre las contingencias en su barrio contando, casi agazapado, que su vecino llegó de Brasil, de Chile o de donde sea y ni bien dejó las valijas anda saludando a cuanto se le cruce en su camino?
¿Vamos a seguir esperando que por la irresponsabilidad de los insolidarios uno de nosotros terminemos con el virus?
¿No será hora de no hacer tanto culto a la “confianza” y comenzar a trabajar “más contundentemente” con aquellos que evidentemente no les interesa el bien común?
Tengo muchas preguntas, pocas respuestas pero mucha desesperanza.

Autor: Oscar Arnau