En busca de una forma de contar diferente, que escape al documental clásico, Jimena se inscribe en la línea de Lola Arias (Teatro de guerra) y por eso también impulsa acciones como la del Museo de la Ciudad de Rosario, que serán materia de la apuesta performática de la película. “Se mandó a dos concursos, que ganó, y ahora está en proceso de presentarse a más concursos, porque tengo algo de plata para la preproducción, pero no puedo salir a filmar una película sin ganar concursos. Lamentablemente, en la Argentina y siendo mujer es así”, dice sin quejarse, aunque un poco cansada.

El proyecto ganó en 2020 la convocatoria Abiertos de Formación, el concurso FICER 2020 en la categoría de largometrajes y fue seleccionado en la primera edición del concurso Mapa Federal organizado por PCI, obteniendo un madrinazgo y tutorías para su proceso de desarrollo y producción.

Sobre la dificultad extra de filmar siendo realizadora, cuenta que una de sus colegas sostiene que si llega a hacer cinco películas en su vida, es un montón. “Los compañeros siempre tienen algún apoyo, del gobierno o lo que sea para llevar adelante los proyectos. Pero para nosotras, es remar mucho más. Pero la vamos a pelear. Por eso nunca dejo de ser sonidista. Soy la única mujer sonidista de Rosario y sigo haciéndolo porque creo que no hay que dejar ese lugar”, dice sobre las dificultades de las realizadoras de cine, y más aún lejos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

A 38 años de la guerra, la realizadora apunta que el documental “busca contribuir a la comprensión de lo sucedido en torno a Malvinas, a partir de ciertas situaciones circundantes que se desencadenaron en la intimidad de un tipo de vínculo en particular: el filial. Cómo una madre atraviesa la vida en ausencia de un hijo es una pregunta formulada en tiempo presente que reúne experiencias, prácticas y, también, modos audiovisuales de contar el orden de lo cotidiano con la complejidad que el feminismo nos ha sabido acercar”.

Matria iba a tener una primera presentación en sociedad el 2 de abril de 2020, en la vigilia que todos los años se realiza en el Parque Nacional a la Bandera de Rosario, en el Monumento a los Ex Combatientes de Malvinas. Pero la pandemia lo suspendió. “Me habían adjudicado hace dos años una carpa visual, así le llamábamos, donde íbamos a pasar Lo que teníamos en la cabeza y también íbamos a hacer un experimento para Matria, con videos y audios, para que la gente hiciera preguntas. Era un objeto de estudio para el documental. Pero el año pasado no se pudo hacer nada y este año me dije que no podía pasar otro año más sin que las madres estuvieran en la escena. A mí no se me puede pasar más, por lo menos, porque vengo atravesada con la historia del documental desde hace un año y medio”, subraya la necesidad de la muestra.

¿Por qué esa urgencia? “Me da tanta… no es la palabra lástima, pero… ¿Viste el abrazo feminista lo que es, cuánto que aguanta? Y estas mujeres no tuvieron nada. Igualmente, toda la ola que hay hoy en día no estaba en aquel momento. Pero sí, estuvieron desprotegidas”.