Las inyecciones van a pasar a la historia Por Pablo Esteban

12-09-2019 Opinion

Mariano Correa, investigador del Conicet en la Universidad Nacional de Río Cuarto, descubrió con su equipo una molécula «taxi» que resiste la digestión y puede llevar medicinas a zonas específicas para un tratamiento.

“A Macri le da lo mismo, pero todo lo que logramos fue a partir de conocimiento 100% argentino”, dice Mariano Correa, Investigador Principal del Conicet en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y referente del proyecto. A partir de los avances logrados junto a su equipo interdisciplinario de expertos, las vacunas podrían comenzar a suministrarse por vía oral y dejar atrás a las dolorosas inyecciones. Se trata, a todas luces, de un auténtico giro copernicano que podría transformar para siempre los tratamientos de enfermedades como el cáncer y la diabetes. Tras 20 años de investigación sostenida y, pese a los serios retrocesos presupuestarios en el área de CyT, los científicos argentinos continúan pateando el tablero con aplicaciones en el campo de la salud que, en un futuro cercano, podrían mejorar de manera notable la calidad de vida de los pacientes. A continuación, este especialista en nanomedicina, explica en qué consiste el hallazgo y qué falta para que llegue a los consultorios.

-¿De qué va el hallazgo?

 -Luego de 20 años de trabajo y, tras analizar durante mucho tiempo moléculas anfifílicas –aquellas que poseen un extremo hidrofílico (soluble en agua) y otro hidrófobo (rechaza el agua)– dimos con una que demostró un comportamiento particular, que nos llamó mucho la atención. Al comenzar a estudiar sus propiedades en agua advertimos que formaban vesículas de manera espontánea. Es decir, formaban “taxis” cuyas estructuras no eran atacadas ni desarmadas por los ácidos del estómago.

-¿Taxis?

-Claro, como son sistemas estables las vesículas pueden ser pensadas como si fueran vehículos. Taxis que transportan pasajeros (medicamentos) que se introducen en el organismo y se dirigen hacia un punto preciso en que queremos que desciendan. En una terapia contra el cáncer, por ejemplo, estos pasajeros bajan del medio de transporte para actuar sobre las células malignas. Todo el arsenal de drogas acumulado se vierte sobre esa región del cuerpo sin intoxicar a todo lo demás.

-Siguiendo con la analogía, ¿de qué manera estos pasajeros –las drogas– saben cuando deben bajarse del vehículo y actuar?

-Ello se vincula directamente con la ingeniería mediante la cual diseñamos los sistemas. El tumor, para seguir con el caso, tiene muchas diferencias respecto de las células normales. Suele generar entornos más ácidos, entonces, uno podría perfectamente indicarle al taxi que cuando llegue a una zona con un determinado pH se libere. O bien, usualmente, también presentan niveles más altos de temperatura; por ello, es posible diseñar transportadores termosensibles que detecten cuando el móvil atraviesa regiones que superan el calor normal del cuerpo (36°) para largar los fármacos.

-Y además de llegar al sitio preciso sin problemas, el punto más importante es que estas vesículas no se desintegren cuando ingresan en el organismo…

-A diferencia de los fosfolípidos (de uso tradicional en los laboratorios) que son atacados y vencidos por medios ácidos cuando arriban al estómago, las que descubrimos resisten. Una vez que nos dimos cuenta de esta propiedad de las vesículas lo primero que hicimos fue comprobar que no fueran tóxicas. Una tesista del equipo lo chequeó mediante su tesis doctoral y a partir de allí empezamos a pensar en la posibilidad de generar una terapia oral para personas insulinodependientes. Precisamente, las variantes que se habían manejado (y aún se manejan) no funcionaban porque la insulina es sumamente sensible al medio en que se disuelve y pierde sus capacidades para controlar los niveles de glucosa en sangre.

-Es por eso que los pacientes la reciben mediante inyecciones.

-Claro, hasta ahora nadie la ingiere porque pierde el efecto. Por ello, desde nuestro laboratorio logramos encapsular insulina en las vesículas y comprobamos que eran resistentes en el estómago por un tiempo suficiente para hacer efecto (una hora y media). Esto significa que atraviesan sin modificaciones el tracto intestinal y llegan al torrente sanguíneo. Hicimos las pruebas en roedores y les aplicamos las vesículas con insulina a través de los distintos métodos.

-¿Y qué resultados obtuvieron?

-En ambos métodos (inyecciones y vía oral) los niveles de glucosa disminuyeron. Ello nos indicó que, efectivamente, en un futuro sería posible suministrar la insulina por vía oral y reemplazar a los dolorosos pinchazos. Asimismo, también hemos desarrollado una línea para suministrar fármacos mediante la piel, a través de lo que se conoce como nanogeles. Algo similar a lo que ocurre con los parches de nicotina para aquellos individuos que quieren dejar de fumar. En este caso, logramos comprobar que las vesículas además son deformables; se las ingenian para poder atravesar el estrato corneo (la capa más superficial de la piel) y desembocar en la sangre. Con lo cual llegamos a la conclusión de que las drogas podrían llegar a su objetivo en el organismo mediante vía tópica. Los tratamientos contra el cáncer, en el mediano plazo, podrían llegar a emplear una quimioterapia que utilice parches para la piel en vez de inyecciones.

-¿Cuáles son los próximos pasos? ¿Cuándo estarán disponibles para los pacientes?

-Los ensayos clínicos deben realizarse en laboratorios certificados por ANMAT, de modo que estamos a la espera de que alguna empresa se interese en nuestros desarrollos para comenzar a pensar en una escala industrial. Para todo se necesita dinero que, como todos sabemos muy bien, no está disponible para las actividades relacionadas a la ciencia, la tecnología y la educación. Todo nuestro trabajo ha sido realizado en base a subsidios obtenidos en organismos estatales.

-¿Cómo es la situación actual?

-Hoy estamos en la lona: los privados no se interesan por la ciencia local y el gobierno entrega poco dinero y a cuentagotas. Para disfrazar esta situación se ha promovido, a través de los medios masivos adeptos, una rivalidad históricamente saldada entre ciencia básica y aplicada, cuando nosotros sabemos bien que no existe esta controversia. Es imposible aplicar algo si no se comprende primero. A Macri le da lo mismo, pero todo lo que logramos fue a partir de conocimiento 100% argentino.

 

poesteban@gmail.com

Autor: Oscar Arnau