Terminaba la dictadura cívico-militar y Jorge Schvarzer pudo publicar su libro “Martínez de Hoz, la lógica política de la política económica”, donde sostenía que el cambio de paradigma del modelo de acumulación y distribución impuesto a sangre y fuego por el gran capital iba a perdurar porque habían logrado instalar en la sociedad, en todos sus niveles, que para que se produzcan inversiones se debían generar las condiciones para que el capital se invierta en el país y esto era posible si y solo si se le permitía igualar las tasas de ganancia que obtenían en el sistema financiero mundial al resto de la economía. Eso exigía a su vez que se redujera el costo salarial y la pesada carga de los derechos laborales generados por el modelo ISI (industria sustituidora de importaciones) reiniciados durante el peronismo.
Para ellos, los trabajadores gozaban de conquistas laborales como en pocos lugares del mundo y el capitalismo argentino era muy débil como para poder desarrollarse con el ancla de esos derechos, por ende debían “liberarse las fuerzas productivas” como dijera Martínez de Hoz en su discurso cuando asume como ministro de facto el 2 de abril de 1976.
Nada importó que la amplia e irrestricta apertura de la economía significara por un lado la sustitución inversa, donde las importaciones destruyeron nuestra producción y el trabajo local, a la vez que la política de endeudamiento permanente hizo que ingresaran capitales financieros del exterior, atraídos por la mucho mayor tasa de interés argentina que la depreciación de nuestra moneda fijada por una “tablita” cambiaria que aseguraba que eso pasara.
Entonces claro, medido en dólares el costo laboral era el más alto de la región, por ende había que reducir el “costo” argentino y toda la prédica era cercenar derechos, bajar salarios y flexibilizar las condiciones de trabajo, sin explicar que se llegaba a ellos por la misma lógica del atraso cambiario producido por ingresos de capitales golondrinas.
Las empresas que se dedicaban a producir, al poco tiempo de la ejecución del plan de Martínez de Hoz, pagaban más por intereses de sus deudas que por salarios, como le pasa al gobierno de Macri, donde los intereses de la deuda (sin contar el capital adeudado, esto es solo el pago de los intereses de la deuda) es un porcentaje cada vez mayor del total de las remuneraciones de los trabajadores de la administración nacional. En efecto, los intereses de la deuda en el año 2016 alcanzaron al 73% de los salarios, en este año 2017 el mismo gobierno estima que va a ser el 80% y para el año 2018 proyecta que va alcanzar el 89% (Total de remuneraciones presupuesto nacional 2018 de $ 319.128 millones contra intereses a pagar por $ 284.012 millones).
Entonces que hace el gobierno y lo plantea para toda la sociedad, reducir el costo laboral de los trabajadores en actividad y las jubilaciones y pensiones, al solo efecto de seguir endeudándose y poder pagar los intereses cada vez mayores ante una deuda que la incrementó en 23 meses en más de cien mil millones de dólares, sin tener todavía en cuenta la posibilidad que la tasa de interés internacional se acreciente ante el cambio de las autoridades de la Reserva Federal de los EEUU, que fue lo que nos pasó en 1980 cuando asumió Ronald Reagan, quién también sostenía como nuestra derecha vernácula que los individuos y las empresas privadas son la verdadera fuente de la prosperidad y no el gobierno e incrementó, sideralmente, la tasa de interés de su país, encareciendo el crédito mundial que la dictadura argentina había tomado generosamente.
EL REFORMISMO PERMANENTE
Habiendo aprendido de los errores pasados, ya no plantean la reducción de un 13% de los salarios públicos y de las jubilaciones y pensiones de junio del 2001 cuando era ministra de trabajo Patricia Bullrich, sino que inflación mediante, van a aplicar ese porcentaje y tal vez más, en el marco del libre mercado, tal lo planteado por Mauricio Macri en el CCK, insultando la memoria de quién no bien asumió el gobierno aumentó los salarios y los haberes previsionales por Decreto, hasta que pudo restablecer las paritarias (Y sostenía que el piso debía ser la inflación más dos puntos para los trabajadores) y ajustó las previsiones por una formula poligonal contemplando la variación de los recursos tributarios (y los “semestralizaba” dividiendo el incremento anual por dos, con lo que lo hacía acumulativo) y el coeficiente salarial.
En cambio el macrismo demostrando palpablemente lo que son y lo que quieren, redefinen el concepto de «trabajo», que a diferencia de la normativa vigente, pone en igualdad de condiciones al empleador con el asalariado, es como si juntaran en un gallinero a la zorra y a la gallina y el dijeran a los dos que se porten bien.
A las definiciones previstas en la ley de Contrato de Trabajo le suman: «la cooperación entre las partes para promover esa actividad productiva y creadora constituye un valor social compartido, generador de derechos y deberes recíprocos, y una regla esencial de ejecución del contrato«. Se trata de una igualación de roles entre empleador y asalariado, sin contemplar quién emplea a quién.
El avance del Capital sobre el Trabajo se refleja en:
9. Cuando se sancionó la Ley de Contrato de Trabajo en 1974, el término prescripción del plazo que tenía el trabajador para reclamar un derecho era de cuatro años. La dictadura cívico-militar la bajó a dos años. El proyecto de Macri lo baja a solo un año.
Si uno observa los trece puntos percibe que la mayor parte de lo planteado se genera en las Convenciones Colectivas de Trabajo, en la que es fundamental el gremio. Bien a los burócratas sindicales, que en parte importante son empresarios que administran a su gusto y consideración el sindicato y la obra social, les conceden la creación de la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud. Se trata de un insistente reclamo de las obras sociales sindicales (y también de las prepagas), para poner un freno a los juicios iniciados por afiliados para la obtención de prácticas médicas o remedios no contemplados en las coberturas de esas prestadoras.
REFORMA PREVISIONAL
El avance sobre los trabajadores en actividad puede ser incluso peor en los trabajadores jubilados y pensionados dado que, convocarán a la comisión de expertos contemplada en la ley de Reparación Histórica, que será la encargada de preparar una reforma previsional para que “en su momento el Congreso la trate”.
De acuerdo a lo consignado por el diario Clarín, la idea es cambiar la ley de Movilidad Previsional para actualizar la jubilación por la inflación oficial y de manera trimestral. (Reemplaza la inflación medida por el INDEC con respecto al coeficiente salarial y el ingreso tributario de la actual formula poligonal). El Gobierno sostiene que el costo de vida irá desacelerándose año a año y pretende que los trabajadores en pasividad, que tienen otra canasta de bienes y servicios, donde los gastos en salud y medicamentos son mucho mayor, sufran la supuesta baja inflacionaria macrista.
Según el matutino de Héctor Magnetto, para el FMI, “indexar los beneficios a la inflación reduciría el actual déficit a 20 puntos del PBI”. Así, este recorte en desmedro de los jubilados le representará al Estado un ahorro de $118.668 millones.
Recordemos que a jubilación mínima (que cobran una gran parte de los trabajadores en pasividad) desde agosto 2017 es de solo $ 7.246.- por mes y es allí donde buscan hacer “economías” dado que según estimaciones oficiales en el año 2017 el total de ingreso previsionales (aportes y contribuciones) suma: $ 630.284 millones. Y el pago total previsto de jubilaciones y pensiones alcanzarían los $ 992.859 millones. El déficit previsional anual es de $ 362.575 (3,76% del PIB), por lo que el objetivo de cambiar el coeficiente de actualización es alcanzar un déficit del 2,75% del PIB en el año que se aplique la “reforma”, que deben pagar los jubilados y pensionados nacionales.
REFORMA IMPOSITIVA
Por último y con un claro y tajante sesgo a favor del gran capital y en desmedro del mundo del trabajo y la producción (esencialmente contra las regiones), plantean una reforma impositiva reaccionaria y retrograda compatible con las reformas laborales y previsionales:
EN SINTESIS
Ni la dictadura cívico-militar llegó a tanto, es cierto que libró el camino e inculcó hasta los huesos la apología al capital y al liberalismo salvaje, pero en “democracia” con el 41% de los votos registrados, un hijo prodigo de los beneficiados por la dictadura, pretende aplicar el mismo plan pero potenciado. Del lado del campo popular no logramos vertebrar un frente que los desenmascare y que ponga las cosas en su lugar, “…hemos guardando un silencio muy parecido a la estupidez” (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809).