La ignorancia al no poder Por Santiago H. Leites (*)

15-06-2023 Opinion

“Se denomina estela de condensación o rastro defractario al rastro en el aire que deja tras de sí un cuerpo en movimiento.”

Ciencia, nada más que eso, sin ideas raras, ni tiempo de ocio´…

Es habitual escuchar en algunos medios de comunicación acerca del fenómeno de la Geoingeniería, esta disciplina, la cual existe, y se encarga, o debería al menos, de estudiar o solucionar los problemas causados por el calentamiento global natural.

También solemos oír mucho últimamente sobre algo llamado “chemtrails”… traduciendo este injerto al español, sería algo así como “estela química”.

La palabra original anglosajona “contrails”, está definida al comienzo de esta columna, y es un fenómeno físico de condensación a gran altura, baja presión atmosférica y baja temperatura. Algo que parece ser obviado sistemáticamente por personas que en su infancia al mirar el cielo veían pasar los aviones “a chorro”. Este misterioso chorro no es más que el aire caliente de los motores enfriándose a -30°C “bajo cero” (aclaración redundante pero necesaria lamentablemente). A 10 mil mts de altura, esa es la temperatura de nuestra troposfera, y la presión atmosférica es de 0.35 kpa, lógica simple, a mayor altura es menor la columna de aire que pesa sobre nosotros, y si, aunque no lo crean el aire pesa y mucho.

Pero en la otra mitad de la cancha, o mejor dicho, fuera de la misma y haciendo a un lado todo rastro de conocimiento científico, nos encontramos con los defensores o postulantes de la teoría de la conspiración “Chemtrails”, esta teoría afirma que las estelas de vapor que observamos en el cielo, lejos de ser vapor inocuo, contienen “químicos tóxicos”, que son rociados sobre la humanidad entera por los “poderes” desconocidos. Se puede observar que el denominador común de casi cualquier teoría conspiranoica es apelar al desconocimiento científico de su interlocutor o subestimarlo llegado el caso, pero lo esencial es nunca dar demasiadas explicaciones, por el simple motivo de que no existen ninguna explicación para estos delirios. Es todo un invento de mentes afiebradas y con mucho tiempo de ocio mal empleado.

NO existe tampoco evidencia científica que sustente tales afirmaciones, y aquellos disertantes que alegan ser doctores o licenciados especialistas, por lo general son personas a las cuales los caminos recorridos por sus estudios, los han llevado por los rumbos más alejados posibles de la ingeniería, de la química y ni hablar de la aeronáutica. Ni siquiera se puede decir que sean gente afín al medio, aunque no hay que generalizar Hay de todo en todos lados. Por lo tanto, vemos muchos sociólogos, psicólogos y comunicadores sociales hablando de estos temas. Y esto tiene su razón de ser, y es muy sencillo, para ellos las ciencias duras son un misterio, por lo cual salir a repetir lo que los “teóricos” de YouTube dicen, no les retuerce la conciencia. Porque aclaremos algo, esta teoría no es invento argentino, esto viene de hace muchos años y nació en EEUU, al mismo tiempo que la teoría del falso alunizaje o la que esgrimen de los delirantes de la tierra plana, tan plana como sus electroencefalogramas.

Todas estas teorías conspirativas, son previas a la existencia de internet, pero han encontrado en ella su medio de dispersión viral por excelencia

El único filtro debería ser nuestra inteligencia y educación, pero convengamos que es un filtro muy poco usado hoy en día. Lo que se dice se da por cierto y no hay interés en realizar una investigación seria para confirmar o desacreditar, se lo toma como un hecho cierto y ya. Vivimos en la tiranía de las redes sociales, que se llevan puestas a los medios de comunicación tradicionales, que ofrecían un tiempo de análisis y reflexión considerable

 

El tamaño de la conspiración.

Algo que suelen omitir los disertantes de la conspiración, es el alcance y el tamaño de la misma. Hoy en día existen en el mundo cerca de 2,3 millones de pilotos certificados para volar. Solo en EEUU, (el país con más contrails del mundo) hay aproximadamente 103.700 pilotos de reactores comerciales, y mundialmente se estima que hay unos 700.000 más, ¿Debemos suponer entonces, en caso de adherir a la teoría “chemtrails”, que estos pilotos y copilotos son los responsables de fumigar a su propio pueblo, a sus propias familias y en definitiva a ellos mismos? No imagino semejante sistema de extorsión para obligarlos a realizar tal pérfida tarea.  Quizá me podrán decir, y para salvar el honor de los pilotos: “Es que ponen los productos tóxicos para cambiar el clima en el combustible!!” Malas noticias… los gases de escape un reactor o turbofan, están en el orden de los 600° C a 850° C, y no existe casi ninguna molécula orgánica que resista esa temperatura, y si de hecho existiera un compuesto químico diseñado para ser tan resistente, ¿sería tan redituable dispersarlo a 10 mil mts de altura? y en la troposfera, ¿podría resistir el paso de los 850°C a los -40° C instantáneamente sin alterar su composición? Y la pregunta que todos nos hacemos es ¿qué sustancia es esta, que se puede mezclar con el Keroseno JP5 o Jet A de aviación sin alterar al mismo y poner en riesgo el vuelo?

Volviendo al tamaño de la conspiración, ¿cuantas personas en el mundo deberían estar involucradas?, si sumamos a los pilotos comerciales de los que hablamos anteriormente, pensemos que mínimamente necesitamos un camión tanque que llene de sustancia toxica alteradora de clima por avión que despega, sumemos entonces a los malvados choferes, a los que cargan ese camión cisterna, a los operarios malévolos de la fábrica que produce la sustancia malvada, a los dueños de las mismas, etc. etc. Todo muy traído de los pelos. Algo digno de un villano estilo Dr. NO de James Bond, porque acaso ¿nadie ve eso y si lo ven nadie, pregunta nada? ¿Toda la industria aeronáutica esta complotada con los malvados poderes ocultos? Y si como también dicen, la cosa está en el combustible, es muy fácil comprobarlo… estos teóricos de la ignorancia pueden fácilmente acceder a un litro de JP5 comercial y analizarlo. ¿Por qué no lo hacen? Respuesta rápida, saben que mienten, ¿la hacemos más larga?  solo encontrarían kerosene, anticongelantes, biosidas, antioxidantes, antiestáticos, nada raro, pero antes que objeten algo, sepan que todo eso se quema a 500°C. Así que a la atmosfera… nada, nada más que vapor y CO2.

La imagen que ilustra esta nota muestra los contrail a 10 mil mts de altura producidos por las hélices (si por las hélices al rozar el aire) de los bombarderos B-17 de la Fuerza Aérea norteamericana sobre Alemania en 1944… En ese entonces la carga mortal era bombas de 500kg de explosivos bastante más malvados que la mágica sustancia con la que nos fumigan según los paranoicos de la conspiración.

Es imperativo no dar cabida ni entidad a pensamientos mágicos empobrecedores, no conducen a nada, y sobre todo, no solucionan ninguno de los problemas que según ellos existen, ni siquiera se toman la molestia de realizar análisis químicos reales, todo basado en supuesto y en el “dicen que”. Solo son placebos de intelectos con baja autoestima necesitados de culpar a otros por situaciones perfectamente naturales como lo son en este caso, los ciclos de lluvias y sequias ocasionados por las corrientes climáticas perfectamente estudiadas y científicamente demostrables.

Que el clima del planeta está cambiando naturalemnte, no cabe duda alguna, pero para la masa de la atmosfera que es del orden de unos 5 millones de millones de millones de kg, unos avioncitos ínfimos que desperdician su carga útil para llevar un producto malvado en sus alas, no le mueven un pelo…

En definitiva, la teoría cospiranoide del chemstrails, no tiene el, menor rigor científico y solo está destinada a embrutecer a quienes la siguen.

 

(*) Técnico especialista en Telecomunicaciones

Autor: Oscar Arnau