La desidia del maquillaje Por Melina Arnau

17-05-2020 Opinion

Esta mañana falleció Ramona Medina en la villa 31. Es una muerte más que se suma a las 9 confirmadas y los más de 1200 contagios de virus en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires.

Ramona vivía en la villa 31 de Retiro y desde hace varias semanas, junto a sus vecinos, reclamaba al gobierno de la Ciudad por la falta de agua en el barrio, un servicio básico esencial para cualquier ser humano en el mundo. Era comunicadora de La Poderosa y también era coordinadora de Salud de la Casa de la Mujer en el barrio. “Nos piden que nos higienicemos, que nos lavemos las manos, que tengamos el mayor cuidado, que nos pongamos tapabocas, que no salgamos a la calle. Ahora yo me pregunto, ¿cómo pretenden que no salgamos a la calle si yo tengo que ir todos los días a comprar agua o tengo que esperar que los compañeros me traigan agua porque nos pasamos todo el día sin agua? Ya no sé de qué forma pedirle a este gobierno solución para esta situación ”, denuncia en un video que grabó el pasado 3 de mayo en el baño de su casa.

Más de diez días fueron los que millas de familias pasaron sin este elemento fundamental para la vida, para mantener la higiene y prevenir el contacto.

Hoy Ramona murió. Según se pudo saber, parte de su familia también está contagiada, entre ellos, su hija con discapacidad. ¿Quién se hace cargo de esto?

La gestión del maquillaje, de las ciclovías y las estaciones saludables es la que gobierna la Ciudad de Buenos Aires hace 12 años. Primero, Mauricio Macri. Luego, Horacio Rodríguez Larreta. Doce años de gestión y de gobierno en la ciudad con mayor presupuesto y recaudación de la Argentina, sin embargo los problemas continúan latentes sin respuestas concretas.

Pareciera que el abandono no tiene que ver con la falta de recursos, si no tiene una decisión política bastante clara.

Por más que los funcionarios del gobierno porteño repitan hasta el hartazgo en el canal de televisión y entrevista que realicen que sí hay inversión, que está trabajando sin descanso y en la articulación permanente con el Ministerio de Salud de la Nación; los procesos y procesos de integración urbana que antes no existen, una vez más los protocolos y las planificaciones llegaron tarde. Tarde y, como pasa siempre, pagan los que menos tienen.

En las barriadas populares de la Capital Federal había una crisis sanitaria previa: hacinamiento, insalubridad, deficiencia en la distribución de los servicios básicos, falta de trabajo, alimentación insuficiente … Una situación se le sumó la pandemia de coronavirus, que no hizo más que profundizar los problemas estructurales y la brecha de la desigualdad.

Crédito: Infonativa.com

Foto: La Garganta Poderosa

Autor: Oscar Arnau