El impacto de la guerra en los precios de los alimentos y fertilizantes Por Javier Lewkowicz

09-06-2022 Opinion

El especialista advierte que es necesario reducir la dependencia de las importaciones de fertilizantes y hacer un uso más eficiente. El rol que puede jugar la agroecología. Afirma que uno de los principales problemas ocasionados por la ineficiencia de los sistemas alimentarios en la región es el alto costo de las dietas saludables.

Los sistemas alimentarios están en el centro de la agenda global a raíz de la suba de los precios como consecuencia de la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia, que afectan a dos de los más grandes productores de cereales y fertilizantes. Pero además, la Argentina arrastra desde hace tiempo un encarecimiento relativo de los alimentos, particularmente de aquellos que componen una dieta sana, como frutas, verduras y legumbres.

Al mismo tiempo, el agro nacional enfrenta una oportunidad histórica de negocios, aunque la delicada situación socioeconómica local obliga a encontrar mecanismos de diferenciación de precios internos de los externos, mientras que las técnicas de producción extensiva con semillas transgénicas y agroquímicos están en discusión en relación a la sostenibilidad ambiental.

Cash conversó sobre estos temas con Tito Efraín Díaz, veterinario y doctor en Ciencia Animal y representante interino de la FAO para Argentina y Uruguay. El especialista del organismo internacional que depende de Naciones Unidas advierte que «el factor que más incide en el costo de los productos agropecuarios es el alto precio de los fertilizantes, dada la dependencia en cuanto a los fertilizantes importados». También asegura que la agroecología puede ser competitiva en precio y que se requiere una mejora en la eficiencia en el uso de los fertilizantes.

Precios

– La suba de los alimentos implica una transferencia de ingresos desde el salario hacia el agro. ¿Cómo evalúa esta situación y las medidas del Gobierno argentino?

– En abril se produjo un descenso del 0,8 por ciento en el índice de precios de alimentos de la FAO respecto del pico histórico de marzo. No obstante, la carne está en un nivel record y el promedio general se mantiene 29,8 por ciento por encima de abril de 2021. En Argentina, el factor que más incide en el costo de los productos agropecuarios es el alto precio de los fertilizantes, dada la dependencia en cuanto a los fertilizantes importados. Entre enero y septiembre de 2021, Argentina importó más de 1,1 millones de toneladas de fertilizantes. En cuanto a las políticas de vigilancia y control de precios de insumos y productos son muy importantes pero por sí solas no son suficientes.

– ¿Cómo se debiera mitigar el impacto sobre los sectores de menores ingresos?

– El impacto de las políticas de protección social podría ser mucho mayor si éstas se articularan con las políticas de desarrollo productivo tal como lo propone la FAO. Por ejemplo, masificar el acceso de los agricultores familiares a los servicios tecnológicos y financieros del Estado permitiría que se conviertan en proveedores de los programas de abastecimiento alimentario que impulsan los gobiernos provinciales, incluyendo los programas de alimentación escolar. Circuitos cortos de comercialización urbano-rurales podrían reducir las pérdidas de alimentos y hacer posible que las familias beneficiarias de la tarjeta Alimentar pudieran comprar alimentos frescos y saludables a nivel loca, directamente de las organizaciones de productores, disminuyendo la intermediación.

– En los últimos años, se observa en el país un encarecimiento relativo de las verduras, legumbres y hortalizas. ¿Cuáles son las causas de este proceso y las formas de revertirlo?

– Uno de los principales problemas ocasionados por la ineficiencia de los sistemas alimentarios en la región es el alto costo de las dietas saludables, aquellas que incluyen una proporción adecuada de productos de origen animal, legumbres, frutas y hortalizas.

– ¿A cuánto asciende ese costo adicional?

– Según datos de la FAO, el costo de una alimentación saludable puede ser hasta un 40 por ciento más alto que el de una dieta no saludable, lo cual incide en los altos índices de sobrepeso y obesidad. Las frutas y hortalizas son productos perecederos y en muchos países se pierde hasta el 40 por ciento de la producción en las fases de cosecha, poscosecha y comercialización. Esas pérdidas generalmente se trasladan al precio del producto. La estacionalidad de la producción, la falta de planificación de la producción y la escasa infraestructura de procesamiento agravan el problema.

– ¿Qué se puede hacer para evitar esa dinámica de pérdidas?

– En este contexto, las políticas de inversión en infraestructura productiva, de procesamiento y de acopio, el apoyo a la organización de pequeños y medianos productores de frutas y hortalizas y garantizar un mayor acceso a servicios tecnológicos y a mercados, son fundamentales. También lo son los programas de educación nutricional y las campañas de alimentación saludable, que están siendo implementadas en la provincia de Buenos Aires con el apoyo de la FAO.

La agroecología

– ¿Es posible que la agroecología sea competitiva en precio o es inevitable tener que pagar más para comer mejor?

– Tradicionalmente se ha asociado la producción agroecológica con sistemas de agricultura familiar y de pequeña escala. No obstante, la ampliación del enfoque agroecológico a sistemas productivos de mayor escala es perfectamente viable.

– ¿Cómo se puede implementar?

– Para lograrlo es importante tener programas de investigación e innovación que permitan tener acceso a información ambiental, climática y de recursos naturales; desarrollar líneas de investigación en biotecnología, ecofisiología y mejoramiento genético y modelos de análisis socio económicos y ambientales que valoren los beneficios asociados a la producción agroecológica, más allá de la rentabilidad económica. Esto deberá ir acompañado de programas de incentivo a la producción agroecológica, apoyo a la comercialización y estrategias de comunicación. Al aumentar la escala de la producción agroecológica, los productos no necesariamente serán más costosos, sino que por provenir de sistemas de bajo uso de insumos podrán ser más competitivos que los productos no agroecológicos.

– Los agroquímicos permitieron expandir la producción en las últimas décadas a costa de problemas ambientales y de sostenibilidad. ¿Cómo evalúa esta cuestión?

– La revolución verde permitió un crecimiento extraordinario de la producción agrícola. Sin embargo, este crecimiento estuvo asociado al incremento en el uso de energía fósil, fertilizantes y plaguicidas y a pérdidas de la diversidad y de la variabilidad genética que hoy pasan la cuenta a gobiernos, productores y consumidores en términos de alta dependencia de insumos, altos costos de producción y altos niveles de degradación de los recursos naturales y de contaminación. Los sistemas de manejo integrado de plagas y enfermedades en cultivos, la biotecnología para la producción de bioinsumos y el avance en agroecología serán fundamentales. Se requiere una mayor inversión en ciencia, tecnología e innovación y en el desarrollo de sistemas productivos sostenibles de menor uso de insumos exógenos al sistema productivo.

Transgénicos y sostenibilidad del agro

– ¿Cómo evalúa el proceso de autorización del Trigo HB4 por parte del Gobierno argentino y varios de sus principales socios comerciales?

– El material esta en evaluación en el INASE y debe pasar por la Comisión de Cultivos para autorizar su siembra comercial. Entiendo que Argentina tiene un equipo científico competente y una política de bioseguridad sólida que le permitirá evaluar con criterio científico los materiales transgénicos, sus características y sus posibles riesgos para tomar la decisión final de aprobación o no, o las eventuales restricciones en términos de las áreas sobre dónde se puede introducir y dónde no. El problema no es el uso de transgénicos, lo importante es que se hagan los análisis pertinentes y con el criterio científico para evitar riesgos de pérdidas de la variabilidad genética existente. El riego más grande es el hecho de que podría por accidente mezclarse con trigos no OGM y llegar a destinos que no permiten el ingreso de cultivos con modificación genética.

– ¿Qué medidas en términos de mejora de la sostenibilidad del agro podrían aplicarse en el corto plazo?

– El factor clave es mejorar la eficiencia en el uso de los fertilizantes, facilitando que todos los productores tengan acceso a servicios de laboratorios de suelos, de tal manera que sólo se apliquen las cantidades estrictamente necesarias de acuerdo con la disponibilidad de nutrientes en el suelo y los requerimientos de los cultivos. Es fundamental para disminuir el impacto del incremento del precio de los fertilizantes y otros insumos agrícolas. Este aumento de la eficiencia productiva tiene que ver también con la necesidad de mejorar la eficiencia de los sistemas de riego en Argentina, ante el aumento de períodos recurrentes y prolongados de sequía.

– ¿Qué propone la FAO en este tema?

– La FAO gestiona junto al Ministerio de Agricultura de la Nación un proyecto estratégico para aumentar las áreas de riego productivo en el país y junto al INTA actualiza del Plan Nacional de Riego formulado con la cooperación de 2015. Es necesario aumentar la inversión pública y privada en biotecnología y acelerar los procesos de innovación agrícola actuales para aumentar la producción nacional de insumos biológicos, como biofertilizantes, controladores biológicos de plagas y enfermedades en cultivos y disminuir la dependencia de fertilizantes sintéticos y agroquímicos importados. Además, recuperar la capacidad productiva de los suelos degradados por malas prácticas agrícolas.

Consumo saludable, efecto invernadero y ganadería

– ¿Cómo evalúa la sanción y próxima implementación de la Ley de Etiquetado Frontal?

– Argentina ha hecho un gran avance con la sanción de la Ley de Alimentación Saludable conocida también como Ley de Etiquetado Frontal con miras a combatir las altas tasas de sobrepeso y obesidad. Lo importante ahora es avanzar en su reglamentación e implementación. El trabajo conjunto de UNICEF, OPS/OMS y la FAO fue fundamental durante el proceso de preparación de Ley. La experiencia de países como Chile, que han implementado leyes similares, está demostrando su impacto en el mejoramiento de los indicadores salud y nutrición, con cambios importantes en los patrones de consumo hacia sistemas de alimentación más saludables y reducción de índices de sobrepeso y obesidad, especialmente en niños y adolescentes.

– Usted advierte que, bien medida, la ganadería está cerca de la neutralidad de carbono, a raíz de la captura de CO2 de los pastizales. Sin embargo, en la Argentina la ganadería también es una de las grandes causas de la deforestación.

– Efectivamente, en algunas zonas del país el crecimiento de la ganadería ha estado asociado a procesos de deforestación, sin embargo, las últimas cifras de la FAO sobre la situación de los bosques del mundo son alentadoras y muestran que esta situación ha disminuido y, a la vez, se han fortalecido los programas de manejo integrado de bosques y ganadería.

– ¿Qué resultados se observan?

– Argentina pudo demostrar en el marco del programa REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) que el país logró evitar la generación de 165 millones de toneladas de CO2-equivalentes entre los años 2014-2016, reconocimiento que hizo posible que el Fondo Verde del Clima le otorgara 82 millones de dólares no reembolsables para fortalecer la implementación del plan Nacional de Acción de Bosques y Cambio Climático, proyecto que se ejecuta actualmente con el apoyo de la FAO y que busca el manejo sostenible de 4,5 millones de hectáreas de bosques nativos.

– ¿Qué más se hizo?

– El INTA ha desarrollado importantes programas de investigación y de gestión de tecnología que han permitido aumentar los predios ganaderos argentinos que hacen un manejo sostenible a través de sistemas rotacionales de pastoreo, manejo de cargas animales flexibles según la disponibilidad de forraje y la época del año, uso estratégico de fertilizantes y suplementos, y mejoramiento de la genética y la eficiencia reproductiva de los animales que reducen la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por kilo de carne producido.

 

CREDITO: PAGINA  12

Autor: Oscar Arnau