¿Coca Cola sí o no? Otra encrucijada para la citricultura regional por Oscar Arnau

14-03-2017 Opinion

La citricultura regional está nuevamente en una disyuntiva. En algún momento fue la cancrosis, años más cerca fueron los viveros bajo cubierta y este viernes la piedra de la discordia fue la Coca Cola, y su velada intención de dinamitar  la vinculación institucional que los productores tienen por vía de sus asociaciones.

En un sector  donde el escenario actual es complejo, donde nunca se caracterizó por ser  “institucionalmente organizado” y en donde los distintos intereses perforan los objetivos centrales de la representación es muy difícil discutir y resolver con la tranquilidad y sustentabilidad que el momento lo requiere.

En ese esquema el clima fue tenso, con pases de facturas entre productores, entre dirigentes, hacia los dirigentes políticos y el péndulo de la atención estuvo entre las payasescas intervenciones de dirigentes citrícolas, al que muchos festejaban como en un cumpleaños de 15 y la actitud extremista de aquellos que aducen tener “muy en claro que hacer” porque los fundamenta haber “nacido debajo de un árbol”.

No juzgo las actitudes, lo que si estoy seguro, estamos muy lejos de que el sector citrícola esté discutiendo “estratégicamente”  su posicionamiento comercial  para los próximos  25 años, desconociendo o al menos obviando reglas fundamentales que hoy está exigiendo el nuevo mundo de los negocios regionales: confiabilidad, sustentabilidad y por sobre todo sentido de cuerpo y lealtad al sector al que pertenece, muchas veces criticado a los cuadros políticos, pero imprescindible para que los objetivos se cumplan en tiempo y forma.

Por lo tanto, si bien es una circunstancia, la propia Coca Cola deja de ser el problema, sino la cuasi anarquía en el sector, donde muy lejos de cumplir estatutos y resoluciones, atacan el problema con una solución particular cuando en verdad se necesita una fuerza colectiva, pareja, contundente para decidir, por el sí o por el nó, pero que esa sea producto del convencimiento sectorial y no de la estrategia velada, maniquea y voraz de una multinacional, que lo único que la conmueve es la relación que cada año tenga su fuerza comercial  con el mercado al que oferta.

Sumado a esto la incoherencia de cuadros políticos que en tiempos de “efervescencia política”  se hicieron del discurso y hoy en porciones de poder concretas y tangibles se dan cuenta, primero que mintieron en gran medida  haciendo creer que era cuestión solamente de decisión política y hoy deben dar cuenta de que las cuestiones eran más complejas, más aún cuando la línea nacional no responde ni ideológicamente ni operativamente a los legados que en algún momento se defendió: lucha al capital, participación del estado y mercados internacionales abiertos.

Por Oscar Arnau

Autor: Oscar Arnau