En mayo, la suba de precios sería superior al 2%, una cifra que no va a ser la más baja del año. Desde agosto del 2017, creció la inflación de la mano del tarifazo y la devaluación de la moneda.
Lo reconoció el presidente Mauricio Macri: el suyo es un gobierno demasiado optimista. Esta semana, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, aseguraron que la inflación «está bajando». Hay que ser muy optimista para señalar una cosa así. Veamos qué dice el Indec oficialista.
En los primeros cuatro meses del 2018, la suba de precios se ubicó en torno al 9,6%. En abril, se registró el número más alto de la serie, con un aumento del 2,7%. Según las consultoras privadas, el de mayo estaría en torno al 2%. Si se confirma esa cifra, mayo marcaría un descenso en relación al mes previo, pero una nueva suba en comparación con enero, cuando la inflación se ubicó en 1,8%. Si la equivalencia se estableciera con abril de 2017, la suba sería del 0,7%.
Si se toma en cuenta el registro mensual, pero se anualiza el dato (es decir: se consideran los anteriores 12 meses), tenemos que la inflación interanual está en constante crecimiento desde diciembre del año pasado. En junio y julio de 2017, la suba anual fue del 21,9%. Desde agosto, la inflación creció hasta ubicarse en torno al 25%. En abril se dio el número anual más alto en mucho tiempo: 26%.
Que la inflación se haya disparado desde mitad del año pasado coincide con que el Gobierno abandonó paulatinamente su política de dólar retrasado. En los últimos 10 meses, Casa Rosada devaluó la moneda argentina casi un 50%, lo que explica en buena medida ese crecimiento de los precios. La devaluación se profundizó notablemente en abril, cuando fue del 20% en solo 30 días. Todavía esa suba no impactó sobre los costos de los productos. ¿Puede bajar la inflación en ese contexto? El problema de ser muy optimistas…
Crédito: Revista Paco Urondo – Enrique de la Calle.
