Días previos a cumplirse un nuevo aniversario de la gesta de Malvinas, Alejandro Signorelli, investigador del conflicto del Atlántico Sur, nos propone historias Malvineras en varios capítulos.
El submarino ARA Santa Fe (S-21), era un antiguo submarino clase Balao modernizado a Guppy II que sirvió en la Armada de los Estados Unidos como USS Catfish, y que fue adquirido por la Armada Argentina junto a su gemelo, el ARA Santiago del Estero, ya fuera de servicio en 1982. El Santa Fe ya evidenciaba el paso de los años y sus baterías solo le permitían un tiempo reducido en inmersión, por lo que al año siguiente sería reemplazado por los recientemente adquiridos ARA San Juan y ARA Santa Cruz, dos submarinos TR 1700 comprados a Alemania.
Luego de una destacada labor durante la Operación Rosario el 2 de abril de 1982 llevando a los buzos tácticos que señalizarían la playa del desembarco principal, retornó a su base y el 9 de abril volvió a partir con la misión de transportar y desembarcar en la isla San Pedro (Georgias del Sur) a un grupo de Infantes de Marina que reforzarían la guarnición existente en Grytviken.
El 24 de abril ingresó en la bahía Cumberland y fue advertido de la presencia de buques enemigos, lo que fue confirmado por sus operadores de sonar. Ante esta novedad, su Capitán, el entonces Capitán de Corbeta Horacio Bicain, consideró riesgoso atracar en Grytviken ya que quedaría muy expuesto. Pidió el apoyo de una embarcación que había sido requisada, y durante la noche los infantes fueron trasladados a tierra por ese barco desde el submarino.
Con su misión cumplida, el ARA Santa Fe comenzó a navegar sigilosamente con el objetivo de abandonar la bahía y salir a mar abierto para retornar a su base. Tenía orden de no abrir fuego a menos que fuera atacado.
El Suboficial Primero Félix Oscar Artuso era maquinista del ARA Santa Fe y sentía un gran amor por su embarcación. Nacido en Villa Urquiza, en la Ciudad de Buenos Aires, contaba con una gran experiencia ya que su carrera como submarinista habían comenzado en el año 1969 a bordo del anterior ARA Santa Fe, el S-11, luego en el ARA Salta (S-31) en 1976, y en 1980 había llegado al actual ARA Santa FE (S-21).
Los británicos habían separado de su flota a un grupo de naves de guerra con el objetivo de invadir Georgias y recapturarlas. Esta fuerza de tareas ejecutaría la Operación Paraquat y estaba compuesta por el destructor HMS Antrim, las fragatas HMS Brilliant y HMS Plymouth, el rompehielos HMS Endurance que era el único buque con destino en Malvinas por esos años y que conocía perfectamente la zona, y los buques auxiliares para transporte, provisiones y logística RFA Tidespring, Brambleleaf y Fort Austin.
Con la orden de neutralizar la amenaza que suponía el ARA Santa Fe para la concreción de su operación, el destructor HMS Antrim y las fragatas HMS Brilliant y HMS Plymouth se separaron del resto y pusieron rumbo a Cumberland. Antes de arribar alistaron a sus helicópteros en configuración anti-submarina y los adelantaron a fin de patrullar la zona.
Ya era domingo 25 de abril por la mañana cuando los tripulantes del ARA Santa Fe detectaron la presencia de un helicóptero que identificaron como enemigo y escucharon lo que parecía ser el lanzamiento de cargas de profundidad muy cerca suyo. Se trataba del helicóptero Wessex del HMS Antrim piloteado por el Lt Cmdr Stanley que divisó al ARA Santa Fe navegando en superficie, y arrojó 2 cargas de profundidad que explotaron cerca de su popa provocando algunas averías en su instrumental que le impidieron sumergirse.
Inmediatamente el Capitán ordenó cambiar el rumbo de vuelta a Grytviken. Si bien el submarino no contaba con armas capaces de repeler un ataque aéreo de helicópteros, al no poder sumergirse varios de sus tripulantes subieron al puente y con fusiles FAL tomaron posición para intentar defender la nave si el ataque se repetía.
Pocos minutos pasaron y aparecieron en escena el helicóptero Lynx de la Brilliant que disparó un torpedo Mk 46, los 2 Wasps del Endurance que dispararon misiles AS-12 y otro Wasp de la Plymouth que también disparó un misil AS-12, además de que cada uno disparó sus ametralladoras.
De toda esta variedad de armas lanzadas sobre el Santa Fe, solo un misil AS-12 hizo blanco en la vela (la estructura que sobre sale hacia arriba en los submarinos), desde donde un grupo de tripulantes disparaba hacia los helicópteros con sus armas, obligándolos a dispararles desde una distancia prudencial que evidentemente afectó su puntería. El impacto del misil poco afectó la operatividad del Santa Fe, pero una esquirla seccionó parte de una pierna del Cabo Segundo Alberto Macías, que luego tuvo que ser amputado para salvar su vida.
El ARA Santa Fe logró llegar al muelle de Grytviken a pesar del ataque, y su tripulación consiguió desembarcar. Artuso no sufrió consecuencias por estos ataques y se mantenía con el resto de la tripulación aguardando órdenes.
Las horas pasaron y los buques ingleses desembarcaron a Royal Marines de la Cía. M de su regimiento 42. Anteriormente y por medio de sus helicópteros, en distintos lugares de la isla habían desembarcado con distinta suerte (un grupo casi muere congelado en uno de los glaciares cercanos y debió ser evacuado) integrantes de sus fuerzas especiales: SAS, SBS, y tropas especiales de montaña.
Con apoyo de artillería naval, estas tropas enemigas demostraron su clara superioridad numérica, de armas y de logística, por lo que las fuerzas argentinas se rindieron.
Luego de los combates y con los británicos en control de la situación, evaluaron que el submarino amarrado al muelle de Grytviquen no solo ocupaba un espacio que ellos necesitaban, sino que debido a sus averías y que estaba semi escorado representaba un peligro debido a los torpedos que cargaba y su potencial explosivo, debido al mal estado de sus baterías que las volvían inestables. Por todo esto, y como no contaban con personal propio que supiera operarlo, el lunes 26, el capitán de la Brilliant, John Coward (traducción literal: Juan Cobarde, una curiosidad nada más) pidió al Capitán Bicain que subiera a bordo junto a un grupo mínimo de tripulantes, a fin de llevarlo fuera del muelle.
El Capitán Bicain habló, se puso de acuerdo con sus hombres para intentar sabotear la operación y sin que los británicos adviertan la maniobra, hundir al Santa Fe para evitar que caiga en manos enemigas.
El grupo seleccionado, no más de 7 hombres, Ingresaron al submarino acompañado cada uno por un soldado británico armado que sería responsable por custodiarlo y observar cada movimiento. Evidentemente ellos imaginaban que intentarían hundirlo. El Suboficial Primero Félix Artuso era uno de los integrantes de este reducido grupo.
El Capitan Bicain le propuso a los británicos que estaban con él que dieran ellos las órdenes para maniobrar y que él haría de traductor. Los británicos operaban un tipo de submarino diesel similar al Guppy II argentino, llamado Oberon. Eran prácticamente iguales, pero los comandos de las válvulas que manejaban los maquinistas se encontraban exactamente al revés en su posición. Esta característica dio lugar a un error que sería fatal para Artuso, ya que su custodio tenía instrucciones de que el argentino no podía tocar las válvulas del lado izquierdo de ese compartimento, solo las del lado derecho.
Las maniobras comenzaron y el submarino comenzó a inclinarse sobre uno de sus lados peligrosamente. En determinado momento, Artuso se encontraba operando sus instrumentos, lo que requería en muchos casos de movimientos rápidos y sin vacilaciones. Estos movimientos, sumado a que comenzó a operar las válvulas sobre el lado izquierdo que supuestamente no debía tocar, y a los nervios del soldado que lo custodiaba, terminaron en el lamentable hecho que acabó con su vida: el británico entró en pánico y le disparó 4 veces a corta distancia matándolo en el acto.
En ese momento la situación se volvió crítica dentro del submarino ya que el soldado británico luego de disparar y pensando que el submarino se hundía subió a los gritos e hizo algún disparo más, hasta que lograron calmarlo. Los comandantes comprendieron luego que Artuso no estaba hundiendo al submarino, al cual de hecho pudieron trasladar a otro sector y amarrarlo.
Los británicos lamentaron este error, aunque ya era irreparable, y sepultaron a Félix Artuso en el cementerio de Grytviken con los honores militares que brindan a los suyos. El capitán Coward estuvo presente, junto al Capitán Bicain.
Luego de la guerra, el submarino ARA Santa Fe quedó semihundido. Durante 1983 y 1984 intentaron reflotarlo varias veces para llevarlo al Reino Unido como trofeo de guerra. Cuando lograron sacarlo y comenzaron a remolcarlo, saliendo de la Bahía Cumberland y ya casi en mar abierto, se hundió definitivamente. Ese lugar, una bahía, hoy lleva el nombre Bahía Artuso.
En su honor, se instituyó el 26 de abril como el Día del Maquinista de la Armada, y el 11 de diciembre de 2022 y luego de 40 años, los hijos de Artuso, acompañados por algunos Veteranos y gracias a la gestión de Aveguema, con ayuda de organismos públicos y privados, y con la colaboración de la Embajada británica, finalmente pudieron visitar la tumba de su padre y rezar junto a él.