24 de Marzo – Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Por Natalia Brarda (*)

24-03-2018 Opinion

Desde el Concejo Deliberante de Chajarí, la concejal Natalia Brarda recordó que se aproxima un nuevo aniversario de uno de los momentos más oscuros de la historia argentina que instauró la dictadura cívico- militar en nuestro país. Agregó que este año el reclamo es por la libertad de los presos políticos y para denunciar los retrocesos en las políticas de Estado de Memoria, Verdad y Justicia, la lentitud en los procesos judiciales y la pretensión del gobierno del otorgamiento indiscriminado de las domiciliarias a los genocidas.  

 

En el marco de una sesión ordinaria, la concejal citó a un habitante de Chajarí, ex detenido, torturado, como lo es Don Eduardo Monzón, que está entre nosotros para “contarla”. Y trajo al recinto una de las tantas historias de vida que Monzón (querido por todos) fue narrando con el correr de los años como lo es la de un compañero detenido por allá por el 76, el tucumano “Gora”.

 

Monzón narraba que estando en el pabellón de detenidos políticos en Rawson, se produjo la llegada de un compañero tucumano, a ese nicho como le llamaba a la celda de 1,40 por 1,80. Este tucumano era el “Gora” y se dedicaba a la caña de azúcar; pero cuando escaseaba partía rumbo a la cosecha de frutas en Mendoza.  Y así era la vida de este tucumano, juntaba unos pocos pesos para tirar hasta la otra zafra.  Además, era analfabeto, desconocía de historia y geografía, las distintas concepciones o ideas políticas del mundo. Fue detenido por una patrulla que llegó hasta su pueblo y preguntó al comisario quién podría ser un líder o cabecilla en esa comunidad, e inmediatamente lo señalaron al Gora que además era el capitán del equipo de fútbol local, el que conseguía la pelota, el que organizaba los campeonatos y a quien la changada más quería.  Lo ataron como a un feroz delincuente, le metieron culatazos delante de su mamá (su máma como decía él), y lo llevaron a la Escuelita de Famaillá.  Lo torturaron dos meses, y al no obtener el menor indicio de actividad subversiva, lo mandaron a Rawson, donde lo conoció a Eduardo.  En su historia, Monzón cuenta que eran pobres, trabajadores, fuertes y rebeldes, pero con una voluntad a prueba de todo padecimiento y trabajo. Y en esa época no buscaban en el Gora un subversivo, sino que buscaban un posible líder, para exterminarlo antes que nazca su consciencia. Que Ser de lo que de ellos había hecho esa vida terrible, era su delito y su pecado”.

(*) Concejal FpV – Chajarí – Entre Ríos

Autor: Oscar Arnau