El nuevo libro que revela una trama criminal en Entre Ríos.

23-05-2018 Entre Ríos | Actualidad

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“Las cenizas del narco” es la nueva obra literaria del periodista Daniel Enz, que pinta desde el primer párrafo una Entre Ríos oculta.

Daniel Enz resume en un libro de lectura sencilla y ágil lo que vemos e imaginamos a diario, y nos muestra esa otra provincia negada. No redacta una noticia aislada: aquí está la trama. Debemos leer porque nos ayuda en el diagnóstico con vistas a la superación de una desgracia, un flagelo que tampoco aparece por arte de magia sino como fruto del encuentro entre el poder y su hija: la marginalidad.

Tierra y muerte

El periodista acierta una vez más en el tema. Antes lo hizo con investigaciones sobre la tenencia de la tierra, la corrupción, el crimen, los desaparecidos de la dictadura, el despotismo y el abuso de poder en la Iglesia, por ejemplo. Ya es un clásico: todos los años esperamos una entrega de Enz.

El narcotráfico se ganó a balazos un lugar en nuestra comunidad y se ha consolidado por la indiferencia de la clase política, o mejor: su presencia porque en muchos casos apela a los narcos para sus sucias campañas (por horrible que suene), y se aprovecha de las personas ya anémicas gracias a la ausencia de trabajo estable y de espacios comunitarios.

Acierta el periodista en colocar el narcotráfico en el centro, como una luz de alerta, porque a través de esta vía denuncia con hechos un estado de cosas insostenible, y cada vez peor: el hacinamiento de los expulsados, en los barrios empobrecidos principalmente, y la destrucción de expectativas también entre los “pudientes”.

Cuenta además con testimonios terribles que se constituyen como una prueba de que el destierro y el amontonamiento matan. Matan masivamente, con la participación del Estado por acción u omisión.

Acopio en el delta

Enz escribió con un poco de bronca y se nota, principalmente por la promoción de actividades marginales, de “emprendimientos familiares” en torno de los estupefacientes.

En palabras de un asesor pedagógico: “hay que caminar por una villa alguna vez y ver los pibes sucios, en patas, llenos de moco, con hambre y sin ningún adulto que los mire. En un contexto donde está la desprotección total y en donde ellos nunca adquieren dignidad. No tienen respeto por el otro porque nunca nadie lo tuvo por ellos”.

Ahí está, en los testimonios, la clave del problema. Nos preguntamos entonces, ¿es el barrio de hacinados un “lugar” de verdad? ¿Cuántos riesgos deben afrontar esas madres, esas familias, para sencillamente vivir? ¿Y por qué, en una provincia con escasísima densidad demográfica, tanto amontonamiento?

Obras como Las cenizas del narco nos obligan a mirar la estructura económica y social. Desarraigo, destierro, hacinamiento de millones, para que unos pocos hagan negocios a escala en grandes superficies, con grandes máquinas, respaldados por el capital financiero. El sistema mata con las sustancia químicas en el agro, y a los desterrados los mata en el barrio. Solución final.

En las escuelas y las plazas, los soldaditos intercambian bochitas de “alitas de mosca” por dinero. Algunos soldaditos cambian a las chicas droga por favores sexuales… La realidad, dice el autor, supera la ficción.

Entre los testimonios, hablan también los narcos semi arrepentidos, presos. Y cuentan sobre los expertos en la cocina de la droga, los campos comprados por narcos colombianos cerca del río para el contrabando.

“Se estima que el 80 por ciento de la cocaína que ingresa al Uruguay lo hace por Entre Ríos. El Delta del Paraná, o sea, el límite natural entre Buenos Aires y Entre Ríos, es la zona donde el comercio de la droga instaló un escenario de acopio y tránsito”.

Apellidos de fama

Los políticos que directa o indirectamente negocian con los narcos, con mutuos favores, pertenecen tanto al peronismo como al radicalismo. No faltan los Urribarri y los Varisco, por caso, pero los apellidos rozados por el negocio con el afán de entrar al barrio son muchos. De ahí que los narcos presos gocen de privilegios.

Los diálogos telefónicos casi completos entre el concejal Pablo Hernández y Daniel Celis no tienen desperdicio. Las amenazas del narco, de antología.

Después de brindar detalles sobre la mesa de dinero en el Senado entrerriano y sus relaciones con los narcos, dice Enz: “los que ocuparon lugares públicos y fomentaron el desarrollo del narcotráfico, tanto en Paraná como en la provincia, son responsables de lo que ocurrió y está ocurriendo. Destruyeron generaciones de pibes, provocaron muertes violentas y suicidios inducidos; malograron escuelas barriales, docentes, operadores sociales, vecinalistas y sacerdotes comprometidos; aniquilaron inferiores de clubes de mucho esfuerzo y dedicación… Hubo demasiados pibes que ni siquiera pudieron soñar”.

La otra cara

En otro plano, el campo fértil se llama consumismo. El trabajo decente y la vida austera son permanentemente desacreditados por la propaganda comercial y política. El consumismo canchero está promocionado las 24 horas del día, y requiere no de personas sino de consumidores bobos que muevan la rueda del comercio. Este invento moderno justifica la buena prensa que alcanza la plata dulce entre los amontonados y los no amontonados.

Autor: Marisa Dominguez
Fuente: Elentrerios.com

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