El sondeo también arrojó que “esta modalidad se lleva a cabo con los alimentos embolsados, donde el aire ocupa cada vez más espacio y el producto se reduce en cantidad en el mismo envase, que en letra pequeña corrige en reducción la unidad de medida correspondiente.
Por otro lado, el informe detalla que “en los primeros productos en los que fue detectado esto en Argentina durante los iniciales relevamientos realizados por INDECOM, fue en los yogures con cereales en sus ajustes y modificaciones de envases. En estos casos, si se comparan esos productos entre un año y otro, las tapas superiores trasparentes con los cereales llevan casi la misma cantidad (dos gramos menos) , porque es muy visible, pero la parte del yogurt, con la excusa de dejar espacio para colocar los cereales, fue reduciendo notablemente su llenado en al menos 1 cm.
“Esa operatoria, en cientos de miles de envases diarios, significa muchísimos litros de yogurt ahorrados, o menos cantidad vendida a mas precio, tomado así como una variable de ajuste a la inflación y constituyendo una manera disimulada de las empresas de no perder nunca”, afirmó Calvete y agregó que “el beneficio de las empresas en mínimas reducciones por envase, en el volumen de producción, representan un gran ahorro y no solo el sostenimiento de las ganancias, sino ganancias superiores, por ofertas inferiores”.
Otro caso emblemático es el de los purés instantáneos de papas, que colocando exceso de aire en las bolsas tradicionales de 125 gr., conservan casi el mismo volumen que las de 200 gr y visualmente el consumidor no detecta la diferencia y, por lo general, termina comprando dos envases porque lo que más se resalta es el rendimiento de porciones ( 8 o 5 ) y más pequeño el contenido en gramos.
Según el estudio de INDECOM, en cuanto al precio en gramos entre el envase de 125 y el de 200 (solo 75 gramos de diferencia), las proporciones llevadas en estas mínimas diferencias de gramos son más elevadas y notorias en los precios.
|