La CAFESG habilitó una nueva obra en San Jaime de la Frontera

Armando

HAZ LO QUE YO DIGO, PERO NO LO QUE YO HAGO Nos encontramos frente un nuevo caso de doble vara, que tan mal le hace a nuestra democracia y a nuestra calidad institucional. El gobierno campeón de la ética y la moral, acaba de designar un funcionario político como Contador Municipal. Pasa de ser funcionario político a empleado para siempre, en el puesto administrativo más importante del municipio. Sin concurso, evaluación de antecedentes, sin experiencia en el puesto. Como es costumbre histórica del antiperonismo, se plantean grandilocuentes estándares éticos, morales y de respeto a las instituciones cuando están fuera del gobierno. Repiten y machacan todos los días una superioridad moral que jamás llevan a la práctica cuando gobiernan. Hoy tenemos un nuevo ejemplo de esto. El actual Presidente Municipal Marcelo Borghesán dijo sentado en una banca del Concejo Deliberante el día 30 de diciembre de 2015 (Acta 21 de ese año), lo siguiente: “es concepción del gobierno que un funcionario político entra y se va cuando se va el gobierno, el que es funcionario político no tiene que quedar como empleado municipal, eso lo ha dicho el actual Intendente y lo va a respetar, y si no fuera así serían los primeros en criticarlo”. ¿Con qué cara hoy hacen esto? No se ponen ni colorados. No les da vergüenza. Claro, en aquel momento había que estigmatizar, perseguir y exponer ante toda la sociedad las malas costumbres del peronismo. Una persona no podía ser funcionario y después empleado de carrera. Incluso aunque hubieran sido empelados municipales ANTES de ser funcionarios. Una persona capaz y comprometida NO debería estar vetada para ser empleado público, por el simple hecho de haber sido funcionario. Tienen el mismo derechos que cualquier otro. Pero fue este gobierno el que subió la vara ética. O mejor dicho, amagó a subirla. Boqueó con subirla. Fue este gobierno el que escrachó, demonizó y persiguó. ¿Y ahora como justifican esto? ¿Cómo justifican que un funcionario, pase a empleado de carrera sin concurso, ni análisis de antecedentes, ni experiencia en el puesto? Tenemos que recordar que Jairo Panozzo, Silvina Piana y Pablo Lalosa tienen ordenanzas con sus nombres, escrachados para siempre y expuestos ante la sociedad, precisamente por lo mismo que hoy impusieron con prepotencia, sin acuerdo con la oposición. Lo peor de todo es que los concejales oficialistas van a poner excusas, pero OBEDECIERON igual. Nuestro poder legislativo aprobó algo que repudiaron a viva voz y por escrito, por obediencia, por no existir la famosa división de poderes de la que tanto les gusta hablar. Tanto hablar de república e instituciones y ahora terminan haciendo esto. Lo que era lesivo para la municipalidad durante un gobierno peronista, hoy bueno. Dejar de ser funcionarios para ser empleados, para siempre, atornillados en el sillón, como les gustaba decir. Queda demostrado que no estaban interesados en la ética de la función pública, no lo están. Estaban interesados en escrachar y estigmatizar al peronismo, porque eso les daba una ventaja política. No vamos a negar el éxito en ese trabajo cuasi fascista de usar el poder del estado para escrachar y exponer a personas para sembrar el miedo. Porque cualquier crítica o desacuerdo venía acompañado de un escrache público, ataques de los trolls en redes sociales, acusaciones públicas. Entonces muchos se acostumbraron a callarse, y dejar pasar cualquier cosa, por miedo a ese comportamiento, repito, cuasi fascista. Ese miedo continúa, por eso la oposición tampoco hace ruido. Tenemos que decir las cosas como son. Sin miedo, sin pelos en la lengua. No estuvo bien la persecución, no estuvo bien el uso del estado para desprestigiar y destruir la imagen de personas indefensas. No está bien, no es una práctica institucionalista, no es una práctica democrática, no es una práctica de gente de bien, no es sano, no le sirve a nadie. Hay que recordarlo y no hay que volver a hacerlo. Nadie. De ningún partido. Hay más ejemplos, muchos más. Entre esas grandilocuentes y sobreactuadas moralinas, sancionaron una ordenanza que establecía una comisión para la investigación de todo lo actuado en el gobierno de José Luis Panozzo. Así, arbitrariamente eligieron un gobierno, no se preocuparon del control de cualquier acto administrativo, para mejorar la gestión pública, o en todo caso advertir sobre ilícitos de cualquiera que los cometiera. No. Fue otra ordenanza con nombre y apellido, destinada a estigmatizar y perseguir. ¿Alguien sabe qué descubrieron? ¿Alguien sabe qué encontró esa comisión? ¿Alguien sabe qué resolvieron? ¿Saben en qué quedó todo eso? Pasaron varios años. ¿Hay alguien preso? Quedó todo en la nada. Fue una nueva maniobra de escrache sin sustancia, sin nada real. Todo eso pasó. No lo estamos inventando. Se habló mucho, se vociferó mucho, pero no se hizo nada más que atacar la honorabilidad de todos con una estrategia comunicacional impulsada desde el estado. No desde el partido, no a título personal, se hizo desde el estado, por eso decimos que fue cuasi fascista. Y quedó en la nada, porque no había nada. Esta es una nueva muestra de que el objetivo no es evitar o atacar la corrupción, sino perseguir y destruir moralmente al adversario político usando el poder del estado. Acciones fascistas, de manual. Si nos importa la corrupción, tenemos que denunciar lo denunciable. Y hacer las cosas como corresponde, en lugar de dañar con la lengua y el aparato de comunicación del estado municipal, pero después hacerse los giles como que no pasó nada. Si vamos a meternos con el buen nombre de las personas, tenemos que ser serios, y estar seguros. Seguro piensan que cuando se ataca así, con las peores armas, una vez que el objetivo político partidario está cumplido todo se olvida. No, no se olvida, y si queremos mejorar nuestra democracia no lo podemos olvidar. Tenemos que recordarlo y decirlo. No para pelear o generar una trifulca, o cruces de acusaciones, sino para que no vuelva a pasar. Para que tengamos una política más sana, donde lo que importe sea el debate de ideas y no la destrucción del otro. ¿Por qué no cumplen la palabra empeñada? ¿Por qué no hay concurso para cubrir el cargo? ¿Por qué el funcionario no se gana el puesto por capacidad en lugar de ganárselo por un favor partidario? Si gana el concurso, entonces será un puesto obtenido en base a la meritocracia que tanto usan y no se les cae de la boca. Hoy el puesto más importante de la municipalidad fue ocupado por acomodo político. Nada nuevo en el reino de la hipocresía