La violencia está convirtiéndose en un elemento omnipresente en casi la totalidad de las vinculaciones personales y particularmente, en las relaciones de pareja, alcanza ribetes cuasi trágicos y en la que la inconsciencia de los actos puede producir secuelas permanentes a las personas involucradas.
Este caso que hoy relatamos es uno de ellos, que si bien tenemos identidades y hemos dialogado con los damnificados les recordamos a todos aquellos que tienen responsabilidad en estas cuestiones, actúen en forma contundente y clara: hay demasiada violencia para instrumentar soluciones tibias y/o descolgadas con el problema real.
Un joven llegó a la madrugada hasta el departamento de su ex pareja, una joven que dormía sin imaginar que en unos instantes estuvo en un infierno literalmente, porque le prendió fuego directamente al lugar donde ella se encontraba, poniendo en peligro además a un vecino, que tiene un menor que dormía y que pudo haber perecido en el incendio.
Hubo denuncias, tanto en el ámbito policial como judicial y esta familia sigue esperando, al menos una perimetral para este joven que desde hace bastante tiempo violenta y ataca (a la prueba nos remitimos) a su ex pareja y que esperan no termine trágicamente. Ojalá este no haya sido el primer acto.