Stella Marys Fernández o “Marita”, como la conocen en su ciudad, es una profesional (Enfermera) de la ciudad de La Paz que en las últimas horas se contactó con Tal Cual para hacer pública una serie de agradecimientos a diferentes personas que la asistieron en un siniestro sufrido antes de anoche en una ruta regional.
De acuerdo a lo relatado por Marita, venía aproximadamente a las 23.30 horas de la noche del miércoles transitando con su automóvil Citroën C3 por ruta provincial N° 2, a la altura de “La Floresta”, en dirección hacia nuestra ciudad, cuando, seguramente como producto del desconocimiento de dicha curva que se cobró varios heridos y muertes trágicas, perdió el control de su automóvil, volcando, dando varios tumbos y quedando en una alcantarilla, aunque por suerte no sobre el agua, sino sobre los pastizales.
“La verdad es que falta señalización en la ruta” reflexiona mientras nos contaba que viajaba con su hijo de 6 años y dos familiares más, que solamente sufrieron algunos golpes, la grúa de su seguro “nunca llegó”, pero los que sí acudieron dos puesteros de las estancias vecinas quienes ayudaron a la familia a salir y además lo acompañaron porque debieron quedarse desde las 23.30 horas, horario del siniestro, hasta las 10 de la mañana siguiente.
En esta situación un tractor de estancia «La Esperanza» conducido por uno de sus puesteros pudo «sacar» al auto de la alcantarilla y el pastizal, ubicandolo en la banquina, mientras también horas más tarde se acercó personal de Vialidad quienes acercaron a un mecánico para hacer funcionar el auto y realizar algunos arreglos mínimos para que pueda marchar y trasladarlo hasta Chajarí.
Agradece al personal de Vialidad Zonal XIII, a sus mecánicos que la ayudaron, y “que no quisieron recibir ningún pago por la ayuda que me prestaron” y agrega “realmente lo quiero decir porque tienen una calidad de gente excepcional, a Martín, Edgardo, la gente del comercio de parabrisas, al chico que atiende la gomería, todos realmente de diez” decía la mujer con palabras en la que se delataba cierta emoción.
Una “desgracia con suerte” como decía la abuela, para esta familia que tuvo esta experiencia en nuestra zona y el agradecimiento de la familia por la ayuda recibida en momentos realmente difíciles.
