En situaciones normales ya la sociedad argentina es bastante reticente a cumplir las normas que rigen a nuestra sociedad. En estas oportunidades de crisis absolutamente profundas en la que el sentido de cuerpo, de la mirada solidaria hacia el otro, de “ponernos en el pantalón del prójimo” debería ser una regla casi de oro, se convierte, lamentablemente en un “sálvese quien pueda” no importándonos ni un comino la sociedad en la que vivo.
La foto corresponde a una situación ocurrida esta tarde en la Avda. 1º de Mayo en la que un motociclista casi impunemente, intenta “huir de las fuerzas de seguridad” seguramente porque no tenía ningún fundamento creíble por el cual no estaba cumpliendo la cuarentena.
La pregunta que cabe es ¿es posible tener este tipo de comportamientos casi prehistóricos en una sociedad como la nuestra?
¿Es posible que no seamos capaces de diferenciar el bien común, que también es el nuestro, y propender a realizar las acciones comunes de todos nuestros vecinos de la ciudad de Chajarí?
¿Es posible que, justo en este momento, hagamos alarde de nuestra prepotencia para hacer lo que a nosotros no s parece y lo que DEBEMOS HACER?
En Chajarí a más de 24 horas hemos demostrado, por lo menos hasta ahora, que somos SOLIDARIOS Y BUENITOS cuando alguien convoca para pedir un remedio, una ropa o un alimento, pero no quiero ni pensar que dichas acciones están motorizadas solamente por la hipocresía de HACER CREER NUESTRA SOLIDARIDAD POR QUE ALGUN MEDIO DE COMUNICACIÓN NOS VA A NOMBRAR. En verdad lo que tenemos una profunda negación del otro y eso, hasta ahora, está dolorosamente demostrado.
