Una mujer federaense le donó un riñón a su hija para salvarla

18-10-2019 Federación | Sociedad

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Gimena es una niña entrerriana que fue diagnosticada a los 9 meses con una grave enfermedad. Con solo 3 años, fue trasplantada de riñón y la donante fue su mamá, Andrea. Su caso es un ejemplo de unión para seguir adelante.

Gimena es una niña entrerriana que fue diagnosticada a los 9 meses con un síndrome nefrótico denominado Esclerosis Mesangial difusa. «Es un síndrome hereditario que se presenta en el primer año de vida con diferente gravedad. La mayoría llega recién al trasplante a los cuatro o cinco años de edad, pero ella a los nueve meses ya ingresó en diálisis», explicó la Dra. Andrea Exeni, jefa del Servicio de Nefrología Infantil del Hospital Universitario Austral de Buenos Aires.

«Saber que era compatible fue una felicidad inmensa porque sabía que le iba a poder dar la nueva oportunidad de vida. Gime nos enseñó que a los problemas hay que enfrentarlos. Ella es una gran luchadora, es mi vida», relató su madre, quien, en 2012, cuando Gime tenía 3 años le donó su riñón a su hija.

Según se informó desde el nosocomio bonaerense a Elonce, cada niño tiene la mitad de la información genética del padre y la otra mitad de la madre, pero, para poder donar, los grupos sanguíneos deben ser compatibles y el donante tiene que ser evaluado para ver si efectivamente puede hacerlo.

Gimena tuvo largas internaciones y varias complicaciones, pero la familia Urruzola siempre se mantuvo unida. «Al principio fue un impacto para todos, pero después fuimos tomando conciencia de lo que pasaba y logramos estar unidos para sacar fuerzas de donde no había y salir adelante», destacó Andrea. Esa unión familiar se ve al pasar tiempo con los Urruzola, alegres y compañeros, que saben que en el Hospital ya encontraron su segundo hogar, se indicó a este medio.

Las licenciadas Cecilia Maucci y Belén Mata, profesionales del Servicio de Salud Mental Infanto Juvenil, explicaron que «el diagnóstico de una enfermedad crónica produce una ruptura en la vida cotidiana y las rutinas de una familia. El centro de atención pasa a ser el cuidado del niño enfermo». El impacto de la enfermedad en la familia dependerá de diversos factores: etapa del ciclo vital, flexibilidad o rigidez de los roles familiares, comunicación familiar, nivel socio económico, cultura familiar y la capacidad que se manifieste ante la resolución de los conflictos, donde cada vivencia es única y singular. Incluso, en los contextos de trasplante donde uno de los padres es el donante, las especialistas detallaron que los niños suelen manifestar temor por la salud del progenitor y angustia por tener que separase por unos días. «En un momento de tanta vulnerabilidad, deviene esencial la presencia del otro progenitor que será el cuidador principal del niño los primeros días posteriores al trasplante, brindando esta situación, en ciertos casos, una oportunidad para nuevas formas de vincularse entre los miembros de la familia», agregaron.

Gimena es de Federación. Vive con su mamá, su papá Germán y su hermano Mateo. «Conoce todo lo que pasó. Desde chiquita sabe de su trasplante, que la mamá le donó y a medida que va creciendo hace nuevas preguntas y se le explica para que entienda», destacó Andrea. Y agregó: «Incluso les cuenta a sus compañeros en la escuela de sus tratamientos o controles. Para ella es algo natural. Disfruta las cosas simples de la vida, quiere jugar, estar con sus amiguitos, primos. Hacer cosas de niños».

La Dra. Exeni expresó: «Es importante no quedar atrapado en la enfermedad. Si hay uno que trabaja de enfermo crónico y el otro de madre o padre de enfermo crónico es muy difícil salir. Ellos lo superaron muy bien, y lograron entregarse al equipo, confiar y seguir con la vida».

Andrea y Gimena fueron pacientes de alta complejidad en el Hospital, pero lograron superar los momentos de angustia y se ganaron el corazón de todos los que trabajan en el área de Pediatría. De acuerdo a lo comunicado desde el hospital bonaerense a Elonce, su reencuentro luego del trasplante sigue guardado en la retina de todos, cuando madre e hija se fundieron en un abrazo sabiendo que dejaban atrás una etapa de sus vidas para comenzar otra.

Autor: Nicolás Bengoa
Fuente: El Once

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